Dicen que a veces para avanzar un paso hay que retroceder dos. Eso mismo le ha sucedido al Cádiz, que después de pasar una travesía en el desierto en Segunda B ha vuelto quince años después a Primera División. También le ha ocurrido a su entrenador, Álvaro Cervera, el arquitecto del ascenso que un día dejó de entrenar en la maxima categoría y tuvo que bajar dos peldaños.
Cervera, de 54 años y conocido como Álvaro en su etapa de futbolista profesional, fue en los años ochenta y noventa un delantero cotizado que alcanzó la internacionalidad y despuntó en Primera en el Mallorca, Valencia y Racing de Santander.
Precisamente en este club le dieron su primera y hasta ahora única oportunidad de entrenar en Primera División. En la temporada 2011-12, llegó como revulsivo a un equipo situado en la parte baja de la tabla, no pudo revertir la situación, los racinguistas descendieron y no continuó.
Era la oportunidad que llevaba años buscando después de curtirse desde abajo, sin haber tenido la posibilidad de entrenar directamente en el fútbol profesional como le ocurre a otros técnicos más agraciados.
Catarroja, Almansa o Alicante fueron destinos en los que Álvaro Cervera dio sus primeros pasos en los banquillos, saboreando el éxito en el Castellón, al que ascendió a Segunda División.
El palo le llega al no seguir en el conjunto 'orellut', con quien había conseguido el primer ascenso a la categoría de plata de los tres que Cervera tiene en su historial.
Equipos punteros de Segunda B confiaron en sus métodos en busca de repetir el éxito castellonense. Cultural Leonesa, Real Jaén y Real Unión de Irún son sus siguientes destinos hasta que el Recreativo de Huelva le ofrece entrenar en Segunda siete años después del ascenso con el Castellón.
La paciencia se vio premiada, esa misma que pone en práctica en el campo de juego para basar su fútbol en una defensa hermética y el asedio a la circulación rival hasta que encuentra una vía, un hueco, un recodo por el que salir con velocidad hacia el área contraria.
Su etapa en Huelva fue breve, el Racing había llamado a sus puertas para entrenar en la máxima categoría. Pero no conseguir la permanencia le hizo caer de nuevo a Segunda B.
El Tenerife lo reclamó para volver al fútbol profesional y lo consiguió. En 2013, segundo ascenso de Cervera a Segunda. Ésta vez sí continuó, aunque en su tercera temporada al frente de los tinerfeños fue destituido.
Vuelta a empezar, otra vez a Segunda B. Al final de la campaña 2015-16 lo llama el Cádiz. Peligra incluso entrar en la fase de ascenso. El equipo se desangra. Cervera toma el timón y en sólo cuatro partidos logra el primer objetivo. Por los pelos, porque pierde dos, pero la promoción está conseguida aun entrando como cuarto clasificado.
El siguiente reto se plasma en seis encuentros. Ahí ya se ve a otro Cádiz, que gana por la mínima cinco encuentros y, muy importante, no encaja ningún gol en los cuatro últimos: Cervera ha insuflado su esencia al equipo, que asciende a Segunda en 2016.
En las cuatro temporadas siguientes en la categoría de plata, el Cádiz siempre ha oteado los puestos altos de la tabla: un año jugó la promoción de ascenso, los dos siguientes estuvo cerca y esta campaña ha conseguido subir.
Con calma, sin aspavientos, pero con una seguridad y contundencia cimentada desde el banquillo, Álvaro Cervera no renuncia a su plan.
Su fútbol ha sido discutido en más de una ocasión por el entorno, que en campañas anteriores llegó a pedir su cabeza, pero el club confía en él ciegamente. No en vano, está a punto de convertirse en el entrenador que dirige más partidos al club cadista en su historia.
Lleva cuatro temporadas completas en el Cádiz y, tras haber sido renovado hace unas semanas, tiene firmadas otras cuatro.
Orden defensivo, presión, salida por velocidad y remate. Esos son los ingredientes con los que intentará vencer a los grandes del fútbol español.