Hombres divorciados, pequeños empresarios arruinados y personas mayores –en especial viudas– que avalaron con su casa la compra de una vivienda para sus hijos, son algunas de las personas que se acercan a Cáritas por primera vez a pedir ayuda.
Esta “avalancha asistencial” producto de la crisis ha obligado a esta organización de la Iglesia católica a aumentar en un 58% el número de ayudas alimentarias y en un 50% de ayudas a la vivienda.
Estos son algunos de los datos recogidos en el informe Cáritas ante la crisis sobre demandas atendidas a través de la red de acogida y atención primaria de la organización en el primer semestre de 2009.
“En 2008 perdieron sus trabajos y ahora, cuando ya han agotado las prestaciones y subsidios, están perdiendo sus casas” ha resumido la coordinadora del área de Análisis Social y desarrollo de la organización, Ana Abril, en la presentación del informe.
Abril ha subrayado que entre 2007 y 2009 la demanda de ayudas de asistencia ha aumentado un 80%, a consecuencia de la crisis, que también ha producido un incremento en el número de donantes y de voluntarios.
En estos seis meses también ha cambiado el perfil de las personas que piden ayuda, muchos de ellos por primera vez, o que habían logrado encontrar trabajo y vivienda y ahora lo han vuelto a perder.
Así, Cáritas se ha encontrado por primera vez con muchos jóvenes con poca formación que no encuentran un primer trabajo, un considerable aumento de personas de hogares con “cero ingresos” y familias jóvenes (de entre 20 y 40 años) con niños pequeños.
Las mujeres solas con cargas familiares, inmigrantes llegadas por reagrupación familiar y con más de 40 años que por primera vez buscan trabajo, y hombres solos, de más de 45 años, separados o divorciados que al quedar en paro no pueden afrontar el pago de un hogar, son otros de los grupos que más solicitan ayuda.