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De vuelta a Ítaca

La mataré

La petición en cuestión solicitaba el fin de los honores del rockero por su famosa canción “La mataré”, tema musical que se hizo muy popular en los ochenta...

Publicado: 13/10/2020 ·
22:09
· Actualizado: 13/10/2020 · 22:09
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  • Loquillo en concierto. -
Autor

Alejandro Sánchez Moreno

Alejandro Sánchez Moreno nació en Sevilla. Es docente e historiador. Especialista en historia del movimiento obrero andaluz

De vuelta a Ítaca

Análisis de cuestiones, tanto históricas como de actualidad, desde una visión crítica de nuestra realidad política, económica y social

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El otro día eché un vistazo a mi cuenta en una red social que ya tenía casi olvidada.  Y es que he decidido ausentarme indefinidamente de este tipo de entretenimientos que me quitan tiempo de otros quehaceres que considero más importantes, y sobre todo, me ponen cada vez de peor humor, habida cuenta del odio y la mala leche que se respira en ese mundo virtual de trolls amargados en el que ya no me siento cómodo. Pero como la carne es tan débil como la defensa del Betis, de repente me dio por mirar en el Facebook y lo primero que encontré fue una de esas campañas-denuncia anónimas pidiendo solidaridad con una nueva causa inquisitorial posmoderna que pedía la retirada de la Medalla de la Ciudad de Barcelona al cantante Loquillo, que como todo el mundo sabe, se ha convertido de repente en un odioso personaje que come niños y orina sin levantar la tapa del wáter.


El otro día eché un vistazo a mi cuenta en una red social que ya tenía casi olvidada.  Y es que he decidido ausentarme indefinidamente de este tipo de entretenimientos que me quitan tiempo de otros quehaceres que considero más importantes, y sobre todo, me ponen cada vez de peor humor, habida cuenta del odio y la mala leche que se respira en ese mundo virtual de trolls amargados en el que ya no me siento cómodo. Pero como la carne es tan débil como la defensa del Betis, de repente me dio por mirar en el Facebook y lo primero que encontré fue una de esas campañas-denuncia anónimas pidiendo solidaridad con una nueva causa inquisitorial posmoderna que pedía la retirada de la Medalla de la Ciudad de Barcelona al cantante Loquillo, que como todo el mundo sabe, se ha convertido de repente en un odioso personaje que come niños y orina sin levantar la tapa del wáter.


La petición en cuestión solicitaba el fin de los honores del rockero por su famosa canción “La mataré”, tema musical que se hizo muy popular en la segunda mitad de los ochenta, y que tenía una letra que el avance de los tiempos ha convertido ciertamente en censurable por su carga machista y hasta alentadora de la violencia de género. El propio Loquillo sabe que esa canción -que por cierto no compuso ni siquiera él- ha quedado desfasada, y evita interpretarla en directo ya, del mismo modo que si volviesen Martes y Trece (Dios no quiera) difícilmente se atreverían a repetir su famoso sketch riéndose de una mujer maltratada.


Y es que por suerte los tiempos cambian, y por eso juzgar con los ojos del presente expresiones culturales que son fruto de su contexto histórico, no es tan sólo un grosero anacronismo sino también una manera de tergiversar la realidad. Porque lo que hoy puede resultar deleznable ayer no se tenía en cuenta, pero no por ello merece ser eliminado sino analizado como producto del momento. Porque de seguir ganando adeptos la intolerancia de los llamados tolerantes, no será de extrañar que alguno de estos imbéciles oportunistas de lo políticamente correcto acabe proponiendo la quema de obras de Bécquer por antisemita, la Odisea de Homero por machista, o la trilogía de El Señor de los Anillos por racista. Al final muy largo el recorrido para en nombre del progreso acabar haciendo lo mismo que los nazis. n, y que tenía una letra que el avance de los tiempos ha convertido ciertamente en censurable por su carga machista y hasta alentadora de la violencia de género. El propio Loquillo sabe que esa canción -que por cierto no compuso ni siquiera él- ha quedado desfasada, y evita interpretarla en directo ya, del mismo modo que si volviesen Martes y Trece (Dios no quiera) difícilmente se atreverían a repetir su famoso sketch riéndose de una mujer maltratada.


Y es que por suerte los tiempos cambian, y por eso juzgar con los ojos del presente expresiones culturales que son fruto de su contexto histórico, no es tan sólo un grosero anacronismo sino también una manera de tergiversar la realidad. Porque lo que hoy puede resultar deleznable ayer no se tenía en cuenta, pero no por ello merece ser eliminado sino analizado como producto del momento. Porque de seguir ganando adeptos la intolerancia de los llamados tolerantes, no será de extrañar que alguno de estos imbéciles oportunistas de lo políticamente correcto acabe proponiendo la quema de obras de Bécquer por antisemita, la Odisea de Homero por machista, o la trilogía de El Señor de los Anillos por racista. Al final muy largo el recorrido para en nombre del progreso acabar haciendo lo mismo que los nazis.

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