En una entrevista concedida a Efe en el transcurso de una visita al denominado “campo de concentración de los españoles”, Pérez Domínguez ha dicho que “forma parte de la literatura el dar también un mensaje de esperanza”.
Aunque su interés es contar la historia, en medio del drama, de la tragedia que se está viviendo, también pretende “contar sentimientos”.
El propio autor recuerda que en sus novelas “siempre están presentes el amor, la lealtad, el fracaso, la culpa”.
No puede ocultar un cierto interés por los años 30 y 40.
“Tres de mis cuatro novelas giran en torno a la Segunda Guerra Mundial, y esos sentimientos que afloran en mis novelas los encontramos en la guerra en un grado superlativo”.
Además, los personajes están “en una situación límite”, algo que resulta interesante desde un punto de vista literario.
El escritor sevillano aclara que, aunque gran parte de la novela transcurre en Mauthausen, la acción va dando saltos en el tiempo y también sucede en París y en el Berlín de la posguerra.
“No es una novela tétrica sobre Mauthausen, no es truculenta, sino que tiene un mensaje esperanzador”.
“Se trata de una historia documentada, pero no de un documental novelado”, señala.