El estoicismo es una filosofía al alza en nuestro tiempo. Es frecuente encontrar títulos que hablan cómo ser un estoico en la actualidad, que tratan de la aplicación de las ideas de sus principales pensadores para afrontar los problemas de nuestro extraño mundo, incluso hay congresos anuales, como la “Stoic Week” de Éxeter (Reino Unido), en los que se evalúan los beneficios psicológicos de esta filosofía. Y con motivo del Día Mundial de la Filosofía, Nueva Acrópolis acaba de desarrollar un foro filosófico sobre el modelo estoico con más de veinte charlas online que han quedado enlatadas en Youtube.
Lo singular es que el estoicismo surgió hace más de veintitrés siglos y estuvo alimentado durante medio milenio por las aportaciones de filósofos brillantes como Crisipo, Mussonio Rufo, Epícteto, Séneca o el propio emperador Marco Aurelio, y el vigor que muestra en los últimos años es un ejemplo de por qué los clásicos lo son.
El estoicismo es una filosofía moral, cuyo fin es encontrar el modo en que debería comportarse el ser humano para alcanzar el bien que todos buscamos, la felicidad. Y la fórmula que encontraron es perfectamente aplicable a nuestro momento actual por cualquiera de nosotros, porque no requiere ninguna erudición.
La clave para los filósofos estoicos está en vivir conforme a nuestra naturaleza humana, que descansa en nuestro mundo interior de capacidades y virtudes y en la posibilidad de desarrollar el bien común. Otro criterio fundamental de esta filosofía es diferenciar entre lo que depende de uno mismo y lo que no depende de uno mismo. En síntesis, la fórmula estoica se basa en hacer obras buenas, desarrollar lo mejor de nosotros y relativizar aquello que nos ocurre que no está en nuestra mano evitarlo.
El modo de vida estoico es austero pero dichoso, socialmente comprometido pero a la vez independiente, porque la manera de alcanzar la felicidad no descansa en el consumismo compulsivo ni en la dependencia, sino en el desarrollo pleno de nuestras capacidades interiores y de nuestra dimensión social.
La filosofía estoica parece hecha para este momento que vivimos, en el que la salud del planeta requiere una severa reducción y reorientación del consumo, en el que los importantes retos personales que se nos han presentado requieren del descubrimiento de nuestras fortalezas y capacidades interiores, momento de dificultad para el que necesitamos una sociedad más unida.
En un escenario de incertidumbre y dificultad como el que se abre ante nosotros, no es nuestro instinto animal el que nos permitirá salir adelante, sino nuestras capacidades humanas, tal y como ocurrió en nuestro proceso evolutivo, y a lo que apelan los filósofos estoicos.