La pandemia ha acelerado la adaptación de ciudades al modelo smart city especialmente en el uso de tecnologías para control de aforos o monitorización de niveles de calidad de aure, pero también es una oportunidad para atraer inversiones y crear empleo. “Municipios con de pocos miles de habitantes está acogiendo población que viene de las ciudades porque pueden trabajar remotamente” gracias al despliegue de fibra óptica, asegura Mariano Barroso, presidente del Cluster Andalucía Smart City.
¿Está acelerando el coronavirus la adaptación de las ciudades al modelo smart cities?
–El campo de las ciudades inteligentes, tal como lo observamos desde el Cluster Smart City, es tremendamente amplio. Algunas facetas como la comunicación con los ciudadanos se han acelerado, mientras que otras más de a largo plazo se están viendo ralentizadas.
¿Puede frenar la adaptación de ciudades al modelo por la crisis económica?
–La crisis económica suele traer consigo la necesidad de ser más eficientes en la gestión de los recursos, tanto públicos como privados. Esto está en el corazón del modelo de la ciudad inteligente, por lo que no solo no creemos que lo frenará, sino que puede ser un motivo para acelerar la adaptación.
El Gobierno andaluz ha reconocido la dificultad de gastar fondos europeos en smart cities. ¿Qué falla? ¿Cómo invertir esta tendencia?
–El gasto de los fondos europeos es una disciplina que requiere de un conocimiento y una capacidad de gestión no solo muy especializada, sino muy extendida. Para poder aplicar los fondos correctamente, necesitamos preparar muchos expertos que sepan bien cómo funcionan estos fondos a todos los niveles: Administración, entidades intermedias y empresas privadas.
¿La estrategia de recuperación Next Generation es una oportunidad para potenciar las smart cities? ¿Cuáles son las líneas de financiación más importantes?
–Sin duda, el Next Generation será un espaldarazo para facilitar la transición de nuestras ciudades al modelo inteligente. En la actualidad, se encuentra en negociación en Bruselas, de modo que, por nuestra parte, preferimos ser prudentes y esperar a ver cómo quedará la foto final para remangarnos y ponernos a trabajar.
Se están haciendo enormes esfuerzos por reducir la brecha digital; se reducira a un nivel mínimo”
¿Han cambiado la demanda de las administraciones públicas desde el inicio de la pandemia?
–Las administraciones públicas se han visto arrastradas por una ola de necesidades de gestión derivadas de la situación excepcional que ha causado la pandemia. Esto ha obligado a muchos a apartar asuntos que tenían pendientes y a acelerar otros que proporcionaban ventajas más inmediatas.
¿Los alcaldes tienen claro qué quieren?
–Los alcaldes tienen clarísimo lo que quieren. Nuestra misión como Smart City Cluster es, tanto para los alcaldes como para todas las personas implicadas, aumentar su conocimiento para que conozcan cosas que no sabían que querían, pero que cuando las conocen las tienen aún más claras.
Movilidad y seguridad son ahora claves. ¿Qué iniciativas se han desarrollado en ciudades y en empresas que sean especialmente novedosas en este sentido?
–La utilización de tecnologías para el control de aforos, monitorización de niveles de calidad del aire y reservas y utilización programada de medios y espacios son buenos ejemplos de iniciativas novedosas que están experimentando una adopción amplia.
Sectores como el comercio y el turismo están sufriendo especialmente la crisis sanitaria y económica. ¿La digitalización es parte de la solución?
–La condición de Destino Turístico Inteligente cuenta con un importante componente digital pero eso no es suficiente. A este componente es necesario añadirle la gobernanza, la innovación, la organización y la accesibilidad e inclusión como ingredientes imprescindibles.
¿Existe brecha digital entre territorios en Andalucía? ¿Lo rural está desconectado?
–Aunque siempre desearíamos más, en España y, concretamente, en Andalucía, contamos con un despliegue de fibra óptica envidiable y muy por delante de cualquier país de Europa, sólo igualado por Corea y Japón y muy por encima de Estados Unidos. Si algo hemos podido ver durante esta pandemia es municipios de pocos miles de habitantes con los que trabajamos que nos cuentan que, gracias a la disponibilidad de fibra óptica, están acogiendo población que viene de las ciudades porque pueden trabajar remotamente y prefieren la calidad de vida del entorno rural.
El 5G es una tecnología con una capacidad transformadora del mundo tal y como lo conocemos”
La pandemia sí ha puesto al descubierto que existe una brecha social entre ciudadanos conectados y ciudadanos que, por edad o por recursos económicos, están desconectados. ¿Corremos el riesgo de vivir en ciudades inteligentes no inclusivas?
–Ese riesgo siempre existe pero desde el Cluster Smart City observamos enormes esfuerzos por reducir todas estas brechas desde la concepción de los proyectos. Estamos convencidos de que esa brecha se irá reduciendo con el tiempo hasta un nivel mínimo.
Programas de reconocimiento facial, por ejemplo, en China, para controlar contagiados han encendido las alarmas, mientras que la app de rastreo del Gobierno ha obtenido discretos resultados. ¿Es posible conseguir objetivos sin contar con la participación ciudadana por la resistencia a compartir datos?
–La gestión es resultante de la suma de diferentes componentes, que se combinan para aportar la mejor capacidad de decisión. La participación ciudadana es uno de esos componentes y si no funciona correctamente se pierde un ingrediente muy importante.
El desarrollo del 5G es importante. ¿Qué plazos hay en este sentido y de qué manera revolucionará la prestación de servicios?
–El 5G es una tecnología con una capacidad transformadora del mundo tal y como lo conocemos. Como tal, su despliegue será a largo plazo y dependerá de la aportación de valor añadido que los distintos sectores de la economía lo integren en sus modelos.