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Centros de día, la nueva normalidad de los mayores

Los centros de día mejoran la calidad de vida de los mayores y de sus familias, en unos espacios seguros en los que recuperar la normalidad perdida por el Covid

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Las actividades en los centros de día.

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  • La pandemia ha hecho estragos en los mayores y sus familiares: es el momento de recuperar su actividad plena
  • Los centros de día contribuyen a mejorar la calidad de vida de los mayores y de sus familiares
  • Los servicios especializados para atender las dolencias se complementan con actividades asistenciales y sociales

Mayores activos, cuidados y atendidos. Es una de las premisas de los centros de día, unas instalaciones que, gracias a las vacunas, comienzan a recuperar su antigua vitalidad plena aunque nunca han dejado de estar activos a pesar de la pandemia, cuyo confinamiento ha hecho estragos en nuestros mayores y, de camino, en sus familiares y cuidadores, con un deterioro evidente tanto a nivel físico como cognitivo. Carmen, Manuel y Antonia nos ayudarán a reivindicar el papel de los centros de día en la mejora de la calidad de vida de mayores y familiares.

Buenos días, mamá. Es hora de levantarse, la furgo va a llegar pronto a buscarte

Los centros de día son un recurso que mejora la calidad de vida de los mayores y de sus familias. Ofrecen una atención variada y profesional a la vez que humana, durante una parte del día, lo que permite que el mayor establezca unas relaciones sociales perdidas en la mayoría de los casos, ya que la enfermedad y el deterioro propio de la edad, suele confinarlos en casa y los aísla de todo contacto que no sea el de la persona que lo cuida. Permite también que mantenga el vínculo con su entorno más inmediato: su casa y sus cuidadores, ya que sigue viviendo en ella y con ellos, por lo que no existe el desarraigo propio de una residencia.

Carmen vuelve al colegio


Como cada día Carmen se levanta temprano, a la misma hora que sus dos nietos, y los tres se preparan para ir al colegio. A los niños los lleva su madre, pero primero acompañan a la abuela a la parada de su “furgoneta”, la que la lleva a su colegio, como todos llaman en casa a su centro de día. Una vez allí, lo primero es desayunar con los amigos, porque con un café por delante, todo se ve de otra manera, ¿verdad? Después ya hay que empezar a trabajar: gimnasia, terapia ocupacional, estimulación cognitiva… talleres de todo tipo. En grupo y en sesiones individuales cada vez que lo necesita.

Las actividades en los centros de día.

Al medio día para para comer, han trabajado mucho. Eso sí, entre risas y buen ambiente, lo que hace que todo sea tan entretenido que las horas pasan volando. Un ratito de dominó, una cabezada en el salón o el programa de Juan Imedio, su favorito, comentado con Encarni, su compañera de mesa a la que ha conocido en el centro y con la que hizo buenas migas enseguida. Cuando se dan cuenta, es la hora de volver a casa, después de la merienda. La furgo la lleva de nuevo a su parada y es su hijo quien la está esperando allí para acompañarla a casa. Ha sido un buen día y el broche final es poder compartir con su familia todo lo que ha hecho. Las cenas son mucho más amenas desde que la abuela va al colegio.

Manuel, del ictus al andador

Manuel llega a su centro de día a las 8:00 en punto, lo lleva su hijo antes de irse a trabajar. Le recibe Rocío, la auxiliar “del moño”, como él la llama. Algo curioso, porque cuando empezó a venir después de sufrir el ictus no hablaba nada ni se relacionaba con nadie. Pero tres meses después, con la rehabilitación y la estimulación que ha recibido aquí, Manuel parece otro. Ha recuperado parte de las capacidades que perdió, incluida la sonrisa y el sentido del humor.

Las actividades en los centros de día.

Ya empieza a caminar con un andador y cada vez colabora más con Andrea, su cuidadora, que es quien en casa se encarga de su atención personal. La familia está muy contenta porque puede comunicarse cada vez mejor con él. Y él… bueno, su sonrisa cuando llega cada mañana nos lo dice todo.

Antonia, movilidad y ánimo

Conchi le da un beso en la frente mientras le acaricia el pelo y le dice, muy bajito: “Buenos días, mamá. Es hora de levantarse, la furgo va a llegar pronto a buscarte”. Entonces, Antonia abre los ojos y sonríe. Cada día es más fácil para Conchi levantar a su madre, asearla y vestirla para ir al centro de día, porque ha recuperado mucho en los seis meses que lleva yendo: movilidad y ánimo, sobre todo.

Las actividades en los centros de día.

Cuando se sube con su silla de ruedas en la furgoneta, ella se va a su trabajo tranquila. Sabe que allí Antonia recibe una atención adaptada a sus capacidades y que se relaciona con otras personas, además de participar en muchas actividades. Cuando vuelve a casa cada tarde, ya no encuentra a esa abuela de mirada perdida que pasa los días de la cama al sillón y del sillón a la cama, mirando un televisor que siempre está encendido y en el que no ve nada. Ahora le mira a los ojos y le sonríe si está a gusto. O le protesta si no quiere algo (sigue sin gustarle el puré de zanahorias y vaya que lo deja claro si intenta dárselo). La memoria emocional es lo último que se pierde y ahora, Conchi lo vive cada día en la sonrisa que recibe de su madre cuando le habla. Conciliar la vida laboral y el cuidado de su madre es mucho más fácil desde que va al centro de día.

Los mayores nos necesitan más que nunca

La experiencia nos ha mostrado siempre que los mayores mejoran su estado anímico y sus dolencias cuando acuden al centro de día y que las familias, en consecuencia, también lo hacen. Este es el principal mensaje que queremos transmitir en esta campaña. Justo después de este año de pandemia, los mayores nos necesitan más que nunca, porque el confinamiento ha hecho estragos en ellos, la inactividad los ha deteriorado muchísimo a nivel físico y cognitivo y ahora que ya están vacunándose y el riesgo por Covid disminuye, es el momento ideal para empezar a venir. Amén de que todos los centros hemos establecido unas medidas altísimas de protección frente a la Covid, lo que se refleja en el mínimo índice de contagios sufrido en ellos, prácticamente nulos en la provincia de Sevilla, aseguran desde ASUED, la Asociación Sevillana de Unidades de Estancia Diurna.

El objetivo fundamental de un centro de día es doble: por una parte, mejorar la calidad de vida de las personas mayores que acuden a él, mediante una atención multidisiplinar y, por otra, apoyar a las familias en el cuidado de sus seres queridos, sirviéndoles también de respiro.

En cuanto a la atención al mayor, un centro de día ofrece un completo programa de actividades para mantener o recuperar las capacidades que se van perdiendo por la edad o por la acción de las enfermedades propias de la vejez, especialmente las demencias de todo tipo. Son servicios especializados de fisioterapia, estimulación cognitiva, terapia ocupacional, enfermería etc., que se complementan con otros de carácter asistencial (comedor, aseo personal, transporte adaptado…) y social (talleres lúdicos, excursiones, relaciones sociales…). Así, en todos los centros de día encontramos, como mínimo, los siguientes servicios:

  • Talleres de gimnasia (mantenimiento y rehabilitación) y sesiones de fisioterapia especializada (recuperación tras una caída u operación, atención a dolencias específicas…)
  • Seguimiento de enfermería (control de la medicación, curas, constantes vitales…)
  • Talleres de estimulación cognitiva (memoria, orientación, cálculo…)
  • Talleres de terapia ocupacional con multitud de actividades para mantener lo más posible la autonomía personal en las actividades de la vida diaria
  • Actividades lúdicas y de ocio que crean y desarrollan vínculos entre los usuarios (juegos colectivos, de mesa, salidas y excursiones, salas de TV y lectura…)
  • Servicio de comedor para desayuno, almuerzo y merienda con menús elaborados por nutricionista para adaptarse a cada situación particular (diabetes, hipertensión, colesterol, intolerancias…)
  • Servicio de transporte para ir y volver al centro (con vehículos adaptados para sillas de ruedas)
  • Asistencia personal, especialmente en las personas dependientes (aseo, cambio de pañal, ducha…), movilizaciones para prevención de úlceras por presión
  • Servicios adicionales: para facilitar la vida a la familia y a los propios usuarios, la mayoría de los centros ofrecen servicios de podología y peluquería y en muchos casos, también consultas médicas especializadas y servicios religiosos, ya que para los mayores es difícil acceder a estos servicios (porque están en sillas de ruedas, porque tienen demencia u otras patologías que dificultan su interacción fuera del hogar o porque no tienen quién los lleve). Y todos ellos son servicios muy demandados por las personas mayores

En cuanto a la atención a las familias, los centros de día son un respiro y una ayuda incomparable para las personas que cuidan de sus mayores, ya que les permite conciliar su cuidado con la vida laboral (en ese sentido, somos como una “guardería” o “colegio” para personas mayores), disminuyen la presión y la sobrecarga que genera el cuidado de una persona con demencia (que es muchísima), lo cual es imprescindible para poder atenderla adecuadamente y además, ofrece asesoramiento y acompañamiento en el cuidado de su familiar y en los procesos relacionados con él a todos los niveles (formación en la enfermedad, trámites de dependencia, información sobre recursos…)

Para prestar estos servicios, los centros de día cuentan con un equipo profesional básico: auxiliares, fisioterapeutas, enfermeros, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales y personal de administración. Y por lo general, este equipo suele contar también con psicólogos, animadores o integradores sociales y personal de apoyo.

Todos los centros de día están regulados y escrupulosamente supervisados por la Junta de Andalucía, que es la que tiene la potestad de regular su funcionamiento estableciendo los mínimos de calidad en cuanto a instalaciones, servicios y dotación profesional. Ningún centro puede funcionar si no ha sido debidamente acreditado por la Junta, para lo cual, deben cumplirse esos estándares establecidos por ella mediante Boja. Estándares que son inspeccionados minuciosamente por los servicios de inspección de la propia Junta y por otros organismos que también intervienen (sanidad de los ayuntamientos, Consejería de Salud, inspección de trabajo…).

 

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