Dicen que el cuerpo humano pierde 21 gramos cuando morimos. Un científico de Edimburgo, de apellido más escocés que el güisqui, MacDouwall, trató de demostrar allá por el siglo XIX que existía una disminución del peso cuando el alma abandonaba el cadáver. Este argumento, que fue llevado al cine en 2003 por Alejandro González Iñáturri con la magistrales interpretaciones de Sean Pean, Naomi Watts y Benicio del Toro, me ha llevado a pensar en el guión de otro largometraje, que se titularía 15 minutos aunque, como siempre, la realidad supera a la ficción.
Un cuarto de hora es lo que han tenido cientos de palmeros para retirar los enseres de sus casas poco antes de ser aplastadas por la lava del volcán en erupción en La Palma. Lo que dura un descanso de un partido de fútbol para decidir si optas por los recuerdos, los objetos de valor, la documentación, la ropa o los dispositivos electrónicos. Quizás todo a la vez. Toda una vida en un pispas.
Estos quince minutos son el símbolo de un nuevo espanto que nos depara 2021 tras un incendio de sexta generación, terremotos, una nevada de proporciones colosales o las inundaciones. Éstas últimas son harina de otro costal. Ya casi son el pan nuestro de cada día. Córdoba, Jaén y Granada, también ayer Huelva, se han visto afectadas por intensísimas precipitaciones en un escaso margen de tiempo (¿quince minutos, quizás?) que han provocado importantes daños materiales.
Los ciudadanos tomamos nota de lo que pasa y estamos concienciados y alarmados, pero ¿y las administraciones y organismos supranacionales? ¿hacen todo lo posible para frenar el cambio climático, que ya es un hecho? El próximo mes de noviembre tienen una oportunidad única e histórica. Me estoy refiriendo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tendrá lugar en la también escocesa Glasgow. Estamos, probablemente, ante el mayor reto de la humanidad. El propio secretario general de la ONU decía hace escasos días que si no cambiamos el rumbo existe un alto riesgo de fracaso. Un fiasco ahora supondrá frustraciones y tragedias en el futuro si no conseguimos contener el calentamiento global.
