La Audiencia Provincial de Almería ha condenado a un hombre a penas que suman 23 años, seis meses y un día de prisión por abusar y agredir sexualmente a la hija de su mujer, desde que esta tenía once años, además de grabarla y fotografiarla desnuda o en actos sexuales.

La sentencia de la Sección Tercera, a la que ha tenido acceso Efe, señala que el procesado, A.F.H. contrajo matrimonio en 2009 con la madre de la menor, que en ese momento tenía quince años, aunque antes ya había mantenido una relación sentimental con la mujer y compartió con la niña "momentos de convivencia" en un cortijo de Rioja (Almería).

A partir de 2005, cuando la niña tenía once años, el acusado se dirigía al dormitorio de la menor cuando estaba durmiendo, la destapaba sin su permiso y se acostaba junto a ella, o se quedaba de pie, quitándole el pijama y realizándole tocamientos.

Entre 2008 y 2012 continuaron los abusos y en al menos tres ocasiones la agredió sexualmente, la última vez cuando la víctima tenía dieciséis años.

Asimismo, la sentencia indica que "en numerosas ocasiones" entre abril de 2008 y octubre de 2011, la fotografió y la grabó desnuda y realizando actos sexuales con él.

Estos vídeos y fotografías fueron almacenados en una tarjeta de memoria que fue localizada en poder del acusado.

La sentencia recoge que cuando la víctima le preguntaba el porqué de sus acciones, el acusado le decía que "eso era normal, que ella debía de tener un problema mental, que su madre lo sabia, llegando a efectuar en publico tocamientos (...) y ante las quejas de la niña o de su madre, decía que era broma, que eran gestos de cariño".

Por estos hechos, A.F.H. ha sido condenado a dos años y seis meses de prisión por un delito continuado de abuso sexual sobre menor de trece años; a catorce años de cárcel por un delito de agresión sexual con penetración, y a siete años y un día de prisión por un delito continuado de elaboración de material pornográfico.

Ha sido absuelto de un delito de elaboración y tenencia de pornografía infantil y le han sido impuestas órdenes de alejamiento de 500 metros durante 34 años, así como el pago de una indemnización de 50.000 euros a la víctima.