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La escritura perpetua

Mayorga/Voltaire

Voltaire’ es una obra de ideas, en la que incluso el silencio significa mucho, es la obra de un dramaturgo, filósofo y matemático

Publicado: 13/10/2021 ·
18:20
· Actualizado: 13/10/2021 · 18:20
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  • Los actores. -
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Dice un personaje de ‘Voltaire’, la obra de Juan Mayorga que se ha estrenado en el Teatro Galileo de Madrid: “Para Voltaire solo hay dos caminos: o filosofía o fanatismo. El filósofo es lo opuesto al fanático, y por eso el fanático lo persigue. El filósofo busca la verdad, el fanático la posee”. ‘Voltaire’, obra construida a partir de tres piezas breves del autor, supone, como texto, una deslumbrante, sensacional y absolutamente necesaria reflexión sobre la tolerancia y sus límites en estos tiempos tan peligrosamente volcánicos. Al inicio del confinamiento por la pandemia, en una entrevista en ‘El Cultural’, Juan Mayorga se preguntó: “¿Hacia dónde íbamos?”. Y después de ver ‘Voltaire’, la respuesta a la salida de la pesadilla -la obra no trata sobre ello, pero todo tiene relación- resulta desalentadora. Pablo, uno de los personajes, afirma: “Cuando hay poder en juego. ¿Por qué va un poder a tolerar opiniones o creencias que podían ponerlo en peligro?”. Y, siguiendo con los diálogos: “Muchos canallas han sido amados hasta el delirio”.  

‘Voltaire’ es una obra de ideas, en la que incluso el silencio significa mucho, es la obra de un dramaturgo, filósofo y matemático que en esta ocasión más que nunca busca hacer teatro/teatro y no una representación que se parezca a la vida. Más que en otras piezas del autor, ‘Voltaire’ exige aquel concepto de Borges sobre la alianza entre actor y espectador en el teatro. El público cumple un papel esencial durante la función porque ha de participar permanentemente de lo que le llega del escenario a fin de seguirla. El teatro de Mayorga es complejo, pero aquí esa complejidad se acentúa. La dificultad para los cuatro intérpretes y para el director (un inspirado Ernesto Caballero) ante una pieza que, en ocasiones, rompe la lógica, en otras se atiene a ella, y que en todo momento dialoga consigo misma, esa complejidad, insistimos, es extrema, y entre todos tratan de salvar la situación, hasta hacer una función totalmente distinta a lo que actualmente se está viendo en la cartelera.

El teatro de Juan Mayorga causa adicción. El espectador atento a su obra necesita saber cuándo será el próximo estreno. Afortunadamente en los próximos tres meses subirán a las tablas cuatro obras de Mayorga. Es un teatro hermosísimo, nada complaciente y adictivo. Pero es teatro, o sea, ficción, en tiempos, decíamos, volcánicos. Un oasis en medio de la vida. Afirma un personaje de ‘Voltaire’: “La vida es difícil. Vivir es más difícil que leer”. Gran Mayorga, sí.

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