Los asesinados por ETA están muertos, son las víctimas directas e irreversibles de ETA. Con ellos, los dañados - afectados y dolidos - familiares más próximos, amigos y compañeros. Ellos merecen todo el respaldo y la ayuda social, cultural y económica de las administraciones públicas. Precisan que se prosigan las investigaciones para encontrar a los asesinos. Necesitan el apoyo social de la ciudadanía porque fueron los que pagaron con sus vidas y sus sufrimientos una lucha que era de toda la sociedad española. Libros, documentales y películas afortunadamente lo están relatando. Ayudan a la memoria.
Ha sido una constante desde siempre demandar al mundo que simpatizaba con ETA en Euskadi y Navarra que optaran exclusivamente por la vía política y parlamentaria para defender sus posiciones y abandonaran cualquier recurso a la violencia. Votos o bombas era la ecuación. Tan obligado era abjurar de la vía terrorista, como de la violencia de baja intensidad, con el nombre vasco de “kale borroka”, los disturbios callejeros. Ambas han terminado. Queda pendiente la petición de perdón y el destierro de los homenajes a los etarras a la vuelta de las cárceles, habitual en algunas poblaciones vascas y navarras. Esa demanda falta por ser cumplida por los antiguos simpatizantes de la banda armada. Pero hay una parte de la sociedad española, particularmente algunos partidos políticos, que se refieren a ETA -después de su derrota y extinción- dándole verosimilitud a la frase clásica que pasa del mexicano Ruiz de Alarcón al francés Corneille y de ahí a su popularización en la literatura española como si fuera de Zorrilla y del Tenorio: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.
ETA ha matado. ¿Quién lo duda? Pero ETA se ha extinguido, ha sido derrotada por la democracia. No existe. Por tanto, no goza de ninguna buena salud. Su desaparición como banda armada terrorista es definitiva. No se entiende, por tanto, el interés -después de diez años de la absoluta derrota de ETA y del abandono definitivo de la lucha armada y de su disolución como organización terrorista- que haya partidos que se expresen como si los sanguinarios etarras estuvieran activos para volver a atentar y matar. Es una barbaridad siquiera decirlo, pero se comportan como si les faltara ETA para su discurso político. Produce un hastío infinito el recurso a ETA para mantener posiciones políticas.