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Parálisis judicial

Cada semana Francisco – nombre ficticio- llama preguntando por lo suyo

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  • Audiencia Provincial. -

Cada semana Francisco – nombre ficticio-  llama preguntando por lo suyo. Y lo suyo es un dinero que le tienen que abonar. Una indemnización por unas lesiones que le causó un vecino en mitad de una discusión poco pacífica. Es su único pleito y en ello le va la vida. Por eso todas las semanas descuelga el teléfono y sigue preguntando por ese dinero que no llega a su bolsillo. Y así sucesivamente desde enero, en que se dictó Sentencia.

Nos plantamos en el mes de mayo, y sigue sin recibir su dinero. Afortunadamente la radio, la televisión y los periódicos dan cuenta de las sucesivas huelgas que de un tiempo a esta parte vienen paralizando la Justicia. Primero la de los secretarios judiciales, después la de los funcionarios y  ahora la de los jueces que está por venir. Gracias a eso el cliente es consciente que no se le está mintiendo cada vez que se le dice que no hay nada de lo suyo porque los juzgados viven en una parálisis casi permanente en este primer semestre del año. Y no sólo eso, así evitamos que piensen que su abogado se ha quedado con el dinero que le pertenece.

Esa es una de las múltiples situaciones que están padeciendo los justiciables. En el otro lado, los abogados y procuradores que están sufriendo un bloqueo en sus agendas, con la suspensión continuada de procedimientos, un atasco en sus despachos porque no se avanza, un desprecio absoluto a su dignidad profesional cuando se hacen kilómetros para personarse en un juzgado sin que avisen de una suspensión por huelga hasta el último momento y un alarmante desastre económico que está haciendo tambalear ambas profesiones porque los procedimientos se eternizan y hay multitud de abogados y procuradores que tienen que llamar a sus propios clientes para preguntarles por lo suyo. Porque se olvidan de pagar y la tierra se los traga.


Este colapso judicial está haciendo mucho daño. Y en un Jaén como el que tenemos en el que existe una dispersión de sedes judiciales, se nota incluso más. Porque desespera ir de de juzgado en juzgado, perder una mañana entera y volver al despacho sumido en una frustración porque todo se complica. Y con el verano a la vuelta de la esquina, más que la Costa del Sol o la Costa Tropical de Almuñécar, Motril y Salobreña, realmente lo que los letrados quieren ver son las costas que están consignadas en los juzgados, les pertenecen y allí duermen el sueño de los justos.

Más de trescientos cincuenta juicios se han suspendido en Jaén, según publicaba ayer este periódico. El dato habla por sí sólo. Sobran las palabras.

 

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