Cualquier persona que pise una oficina de Unicaja durante las últimas semanas puede que haya notado un ambiente enrarecido entre los trabajadores. Y no es para menos.
Las aguas bajan turbulentas en el seno del banco andaluz y amenazan con desbordarse. Aunque de cara a los clientes mantengan el tipo, directores, cajeros y gestores están viviendo una situación muy complicada que los tienen al límite. Además de contar con el apoyo de los sindicatos, los trabajadores se están organizando para reclamar sus derechos. Según testimonios a los que ha podido acceder
ANDALUCÍA INFORMACIÓN, la situación es delicada, como premoniza un empleado de la empresa: .
“Vienen curvas, o turbulencias que están más de moda". Los empleados muestran un profundo
malestar y desmotivación que se ha intensificado en las últimas semanas. El descontento generalizado se centra en la falta de incentivos, la falta de transparencia y una gestión que consideran arbitraria y desmotivadora. Las condiciones draconianas impuestas por Unicaja para que los trabajadores cobren sus incentivos
han puesto en pie de guerra a una plantilla que ronda los 8.000 empleados en el casi millar de oficinas que la empresa tiene repartidas principalmente en Andalucía.
La falta de pago de los incentivos correspondientes a 2023 ha sido el principal detonante del descontento entre los trabajadores de Unicaja. La entidad comunicó que "al no haberse cumplido las restricciones generales establecidas para la percepción de estos, no corresponde su abono", ofreciendo solo una gratificación extraordinaria para la red comercial. De momento, la queja del sindicato mayoritario, Cesica, señalando que los empleados habían cumplido con los criterios exigidos y criticando la falta de justificación de los parámetros utilizados por la entidad no ha cursado el efecto deseado.
Un director de oficina ha puesto sobre la mesa una medida contundente:
“Lo que deberíamos hacer todos los directores es ponernos de acuerdo y presentarnos en Recursos Humanos, y darle las llaves”. Hasta tal punto llega la situación que esta misma persona se lamenta afirmando que "yo no entiendo por qué somos tan cobardes y tenemos tanto miedo, en cualquier otra empresa por mucho menos de lo que estamos aguantando nosotros, se tiran a la calle". Más trabajadores secundan las medidas: "Ahora es cuando más unidos tenemos que estar todos los sindicatos y empleados para frenar esta situación.
Ya está bien... esto es insoportable".
Los testimonios de los empleados constatan un claro estado de desánimo y frustración. Así, los testimonios de estos trabajadores se hacen eco de una noticia del periódico 65ymas.com en el que se destaca que “
los clientes de Unicaja y Kutxabank son los más insatisfechos con su banco”. Esta información, elaborada mediante la II Encuesta 'Los mayores y la banca' realizada por dicho rotativo digital, destaca que “Unicaja Banco es la entidad financiera con más clientes sénior insatisfechos.
Un abrumador 57,10% de los encuestados, clientes de la entidad andaluza, dicen sentirse insatisfechos o muy insatisfechos con su banco. En dos años, Unicaja Banco ha mejorado poco el trato a las personas mayores, dado que repite como la entidad con mayor grado de descontento, respecto al primer sondeo elaborado por
65ymás”.
La reacción de los trabajadores ante esta noticia es de resignación. “Visto lo visto… tenemos lo que nos merecemos”, afirma un participante en la conversación. Otro critica que se quiera “salvar esto con libretas infantiles” y otro más lamenta que “perdemos lo importante para dedicarnos a lo insignificante.
¿Cuántos clientes de los captados seguirán con nosotros en 6 meses?”. La desazón entre los empleados de Unicaja es más que patente: “Yo no entiendo cómo con el trabajo que tenemos tan cualificado somos incapaces de hacer fuerza en la negociación. Se cierran las oficinas ¿y alguien cree que es sostenible esa situación en el tiempo?
Habría que ver cómo negocian con el chiringuito cerrado, pero no, no hacemos más que tragar”.
Un trabajador afirma haber estado “toda la mañana captando clientes y me he perdido. ¿Ya ha ocurrido algo nuevo o diferente al no cobro de los incentivos y a la exigencia de captar clientes con una varita mágica?”, a lo que le responden “no, todo igual ese es el problema. A partir de ahora conoceremos si cobramos o no incentivos el abril del siguiente año, vamos que haceros a la idea de que ya no cobramos en la vida”. Otro replica: “Mientras bailemos al son que tocan les dará igual, a por el 200% de cumplimiento”.
Ante la falta de incentivos, otro deja clara su postura: “Yo por la parte que a mí me toca, voy a cumplir la normativa a rajatabla, abriré cuentas si el cliente lo demanda, los recibos de préstamos se cargarán si hay dinero en la cuenta”.
La raíz del problema: la falta de incentivos y transparencia
Los trabajadores de Unicaja argumentan que han cumplido con lo que se exigía de ellos y critican la falta de justificación de los parámetros utilizados por la entidad.
Además, se ha señalado la incongruencia de esta medida, considerando las cifras de beneficios obtenidos por Unicaja, que permitieron a los accionistas disfrutar de dividendos y revalorizaciones de sus acciones. La subida de las retribuciones de los directivos, con el nuevo consejero delegado Isidro Rubiales a la cabeza, también ha sido un punto de discordia.
En una reciente reunión de la Mesa de Relaciones Laborales, quedó claro que
Unicaja Banco no solo no negocia, sino que tampoco es transparente con sus empleados. Según Cesica, la entidad explicó que el beneficio presupuestado para pagar incentivos era de 305 millones, pero se alcanzaron solo 267 millones, lo que justificaba la falta de pagos. Sin embargo, desde el sindicato se ha criticado que esta información no se había comunicado previamente y que la falta de transparencia persiste, ya que no se conocen los objetivos corporativos para 2024.
El sindicato Suma+T ha añadido que la falta de respuestas claras y la inclusión de "una llave restrictiva más" en el sistema de incentivos solo aumenta la desmotivación entre los empleados. Antonio Blázquez, vicesecretario general de Suma+T, señaló que "así no se motiva a la plantilla si no sabes ni lo que vas a cobrar".
Preocupación por futuros ajustes y falta de información
Además del problema de los incentivos,
hay preocupación por los posibles ajustes en el modelo de oficinas de Unicaja. El sindicato Suma+T ha expresado su inquietud por la falta de información sobre estas modificaciones, que podrían afectar las retribuciones y roles de los empleados. La transformación de las oficinas de "banca personal" a "universales" podría implicar cambios significativos que, hasta ahora, no han sido claramente comunicados a los trabajadores.
Blázquez ha recordado que cualquier modificación de este tipo debe ser negociada con los representantes sindicales, según un acuerdo firmado en diciembre del año pasado. Sin embargo, la falta de documentación y la falta de transparencia en el proceso han generado incertidumbre y desconfianza entre los empleados.
CCOO demanda a Unicaja
El pasado viernes se supo que CCOO
ha tomado acciones legales contra Unicaja Banco debido a la negativa del banco a pagar los incentivos generados por la plantilla. El sindicato ha presentado un Conflicto Colectivo argumentando que la decisión de no abonar las retribuciones variables a los empleados que alcanzaron sus metas es "contraria a derecho".
El sindicato ha exigido a Unicaja que pague lo debido tanto a las oficinas como a los servicios centrales que cumplieron con los objetivos pactados. Hasta ahora, solo se ha abonado un pago parcial del 60% a los comerciales, dejando al resto sin la retribución completa.
CCOO sostiene que la entidad no estableció ninguna restricción clara y previa para el año 2023 respecto a la consecución de los objetivos, lo que obliga a Unicaja a
liquidar el importe de la retribución variable a los empleados afectados. Según el sindicato, la negativa del banco a pagar los incentivos es injusta y contraria a los acuerdos establecidos.
El sindicato ha registrado una solicitud de mediación ante el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) para resolver el Conflicto Colectivo. Esta acción
profundiza la brecha entre la nueva dirección del banco y los trabajadores, quienes se sienten desmotivados al ver que sus esfuerzos no son recompensados. "No se le puede pedir motivación a una plantilla que soporta una presión desmedida día a día para cumplir objetivos y luego se le niega la recompensa", concluye CCOO.