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Un estudio revela cómo nos impacta un premio de la lotería y en qué nos gastamos el premio

Lo que desvela va más allá de lo esperado y revela que ganar un premio no solo alivia deudas, sino que transforma profundamente algunas decisiones clave

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Un golpe de suerte puede cambiar una vida, pero ¿hasta qué punto? Eso es lo que se pregunta el estudio “Algo más que tapar agujeros: efectos de los premios sobre algunas decisiones económicas y personales de los españoles”, llevado a cabo por Julio López-Laborda, Jaime Vallés-Giménez y Anabel Zarate-Marco, de Fedea. Este informe, basado en microdatos del Panel de Hogares del Ministerio de Hacienda, analiza los efectos que los premios procedentes de juegos de azar, loterías y rifas tienen en los comportamientos laborales, financieros y personales de los ganadores en España entre los años 2016 y 2021. Lo que han encontrado va más allá de lo esperado y revela que ganar un premio no solo alivia deudas, sino que transforma profundamente algunas decisiones clave en la vida de los españoles.

Impacto en la oferta laboral: ¿seguir trabajando o no?

Uno de los puntos más interesantes y, tal vez, menos intuitivos es el efecto de los premios sobre la oferta laboral. A pesar de lo que podría pensarse, ganar un premio no siempre significa que los agraciados dejen de trabajar inmediatamente. El estudio revela que las rentas laborales de los premiados se reducen en un 1,66 % por cada 100.000 € ganados, pero esta disminución solo es significativa cuando las rentas laborales son la principal fuente de ingresos del premiado.

Los autores del estudio han identificado que esta caída en la oferta laboral afecta principalmente a ciertos perfiles, como mujeres no casadas y sin hijos, quienes, tras ganar un premio, tienden a reducir su actividad laboral de manera más notoria. Además, los trabajadores de más edad y con ingresos bajos son también más propensos a reducir su trabajo, especialmente si los premios son de cuantías modestas.

Sin embargo, la reacción no es la misma para todos los perfiles. Algunos ganadores, especialmente hombres con hijos, cercanos a la edad de jubilación y con mayores ingresos, utilizan el dinero del premio para emprender y establecer su propio negocio. Esta decisión puede estar motivada por un deseo de independencia económica y por tener una mayor libertad laboral tras años de trabajo por cuenta ajena.

La inversión tras el premio: más allá de “tapar agujeros”

Uno de los mitos que el estudio desmiente es que los premiados simplemente "tapan agujeros", es decir, que destinan todo el dinero a pagar deudas. Aunque una parte del premio se usa para cancelar deudas, especialmente hipotecas relacionadas con la vivienda familiar, el informe muestra que el dinero ganado se invierte, principalmente, en activos inmobiliarios y financieros.

El destino favorito del premio es la compra de vivienda habitual. Esta decisión se toma de manera inmediata, agotándose en los primeros años tras ganar el premio. Además, muchos ganadores invierten en fondos de inversión, aunque esta inversión tiende a agotarse rápidamente. La compra de inmuebles para fines diferentes a la vivienda habitual, como la compra de segundas residencias o propiedades para alquiler, es una estrategia común entre los ganadores, pero suele tomar más tiempo y perdurar varios años después de haber recibido el premio.

Estos patrones de gasto revelan que los premiados no solo piensan en el corto plazo. Muchos de ellos ven los premios como una oportunidad para asegurar su futuro, invirtiendo en bienes que pueden generar ingresos a largo plazo o proporcionar una mayor estabilidad financiera para ellos y sus familias.

El impacto personal: más matrimonios, pero sin bebés ni mudanzas

A nivel personal, los premios también generan cambios significativos en la vida de los ganadores, pero de manera más sutil. Según el estudio, el hecho de ganar un premio impulsa a las personas a casarse. Esto puede estar relacionado con la estabilidad que proporciona una inyección inesperada de dinero, ya que muchos premiados pueden sentirse más seguros al tomar decisiones a largo plazo, como formalizar una relación.

Sin embargo, sorprendentemente, el premio no parece tener ningún impacto en la decisión de tener hijos. A pesar de que el dinero extra podría facilitar la crianza de un hijo, los datos muestran que los premiados no se sienten impulsados a ampliar sus familias tras ganar. Además, el estudio revela que los premios no influyen en la decisión de mudarse a otro municipio, lo que indica que los ganadores prefieren mantener su residencia habitual, independientemente de la cuantía del premio.

Otro aspecto interesante es que ganar un premio tampoco provoca un aumento significativo en los divorcios o separaciones. A diferencia de otros estudios internacionales, en los que los cambios en la fortuna financiera a menudo llevan a un deterioro de las relaciones, en España no se ha encontrado evidencia de que los ganadores decidan poner fin a sus matrimonios tras recibir una suma importante de dinero.

La diferencia entre premios grandes y pequeños

El estudio también distingue entre el impacto de premios grandes y pequeños. Mientras que los premios pequeños, aquellos por debajo de los 8.000 €, no generan cambios significativos en la vida de los ganadores, los premios superiores a 50.000 € sí tienen un impacto considerable. Estos grandes premios tienden a reducir la renta salarial y empresarial de los premiados, lo que sugiere que, a medida que aumenta el tamaño del premio, los ganadores están más inclinados a reducir su actividad laboral.

Sin embargo, cuanto mayor es el premio, menor es el impacto marginal sobre la vida de los ganadores. Esto indica que, aunque los premios medianos y grandes generan cambios significativos en el comportamiento de los ganadores, los premios extremadamente grandes no provocan una transformación proporcional. Es decir, recibir un premio de 1 millón de euros no cambia la vida de manera 10 veces más intensa que recibir 100.000 €.

Una metodología innovadora que respalda los resultados

Lo que diferencia este estudio de otros es el uso del estimador de diferencias en diferencias de Chaisemartin y D’Haultfoeuille (2024), una técnica de vanguardia que permite comparar el comportamiento de los ganadores con el de quienes no han recibido un premio, garantizando así que los resultados sean precisos y reflejen los verdaderos efectos de los premios en la vida de los españoles.

El estudio se basa en los microdatos del Panel de Hogares del Ministerio de Hacienda, lo que significa que los resultados provienen de una muestra representativa y fiable. Además, se ha centrado en premiados que han recibido cuantías significativas, lo que permite analizar el impacto de estos shocks exógenos en profundidad.

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