Un campo descuidado y hierbas hasta la cintura que esconden las viñas que en otro momento poblaran la tierra es el paisaje que se puede ver en algunos viñedos del Marco de Jerez. “Este es el futuro, por desgracia, del marco de la viña de Jerez”, mostraba el presidente de la Plataforma de Defensa de las Viñas, Pladevi, Antonio Orellana, haciendo ver la penosa situación en la que se encuentra este sector.
Un masivo abandono por parte de los agricultores, que se ven asfixiados al no poder cobrar la uva a un precio razonable y sin que les lleguen las subvenciones, es el panorama que vive el sector viñista.
Es por ello que ahora muchos se están planteando el arranque de viñas. “De 28.000 hectáreas que había hace una década, ahora apenas llegamos a las 8.000”, denunciaba Orellana.
Presumen que si esto sigue así, dentro de unos años años tan sólo quedarán unas 3.000 hectáreas, “las que pertenecen a las bodegas”.
Pero este no es un problema nuevo, sino que se viene arrastrando desde hace quince años, como apunta Francisco, primer presidente de Pladevi.
Antonio Acosta, que representa a la federacion de vecinos del Guadalquivir, no entiende cómo los políticos han dejado que se llegue a esta situación, “porque no solamente tiene un impacto económico, sino también medioambiental”.
Desde Pladevi se culpa a los políticos de esta situación. “Nos sentimos engañados”, dice Orellana, refiriéndose tanto a la consejera de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera, como a la consejera de Mabel Salinas, quienes se comprometieron a escuchar las propuestas que tenían que hacer al Plan de Viabilidad y a convocar a la mesa de coordinación para introducir a los dos nuevos presidentes de las cooperativas de Trebujena y también presidente de la Cooperativa Virgen de la Caridad. “No lo han hecho, sólo nos lo dijeron para que parásemos las movilizaciones”.
Sin embargo, el presidente de Pladevi afirma que el Plan de Viabilidad es un poco mejor, “aunque siguen sin llegar a los objetivos marcados”.
Además, afirman que la Junta de Andalucía debería implicarse y ser más restrictiva a la hora de que entraran materias primas desde fuera. “No les pueden obligar a que compren lo nuestro, pero sí ser más restrictivos”.
Porque, afirman, el vino con denominación de origen tiene que elaborarse con uvas de la zona. “¿De dónde va a salir la famosa manzanilla de Sanlúcar o el Jerez Xerez Sherry? Es una cosa que lleva su sello, y no podemos adulterarlo”.
Pero la culpa no la achacan sólo a los organismos públicos, sino también a las bodegas,” que se niegan a comprar la uva, porque traen el mosto concentrado rectificado de fuera”.
Rafael Camacho, miembro de Pladevi, afirma que el año pasado se firmaron contratos en los que la uva estaba un 70% más barata. “Pero no sólo más barata, sino a cobrar en dos y tres años”, afirma. Además, los costes de producción suben cada año, obligándoles a los viñistas, que tampoco llegan a cobrar las subvenciones, a comprar al precio que imponen las bodegas.
Una situación insostenible, ya que se encuentran por debajo de los costes de producción y, por supuesto, lejos de la rentabilidad. Por eso, muchas veces se termina con la decisión del agrilcultor de abandonar la viña y, finalmente, arrancarla.
“Si esta situación sigue así, yo mismo tendré que arrancar mi viña en un plazo de un par de años”, apunta José Manuel Bustillo, viticultor del Marco de Jerez. Además, afirma que él pertenece a la quinta generación de viticultores pero que su hijo, sin embargo, no podrá serlo. “Como viticultor, digo que las partes implicadas y los políticos tienen que encontrar una solución para esta situación, porque estas tierras llevan cientos de años plantadas de viñas, y es una pena que se pierda”.
Rubén Sánchez, que representan a los colectivos ambientalistas de Sanlúcar y Jerez, también quiso dejar constancia de que el arranque de viñas no sólo tenían un impacto socioeconómico, sino también medioambiental. “La viña es un agrosistema, y el arranque supone una erosión y pérdida de la biodiversidad”, afirma Sánchez.
El Partido Andalucista también ha querido apoyar a Pladevi en esta protesta. Así, Alejandro Castilla, afirma que apoyan cuantas iniciativas se surjan para el mantenimiento de la viña “un cultivo tradicional y que forma parte de nuestras señas de identidad”.
Una marcha a pie para protestar por el arranque
El arranque de viñas afecta a muchos trabajadores que tradicionalmente se venían manteniendo de las peonadas en el campo.
Así, Alejandro Castilla, del Partido Andalucísta, afirma que la viña es un cultivo social que anualmente venían contratando a unas cuarenta o cincuenta peonadas por hectárea. “Es el refugio de montones de pesonas que vienen desempleadas del sector de la construcción y vienen a los cultivos, que da muchos puestos de trabajo”, afirma Alejandro.
Este es el caso de Paco Millán, una persona que, como otras tantas, ha pertenecido al sector más castigado de la crisis: la construcción y que ha entrado a trabajar en el campo. “Mi familia siempre ha sido viticultora, y el campo siempre ha dado trabajo a los que, como yo, hemos tenido la suerte de tener quien nos enseñe el oficio”.
Pero ahora no encontrará trabajo ni en el sector de la construcción, ni en el de la viticultura. “Desgraciadamente, estamos en un momento en el que el Gobierno es incapaz de crear empleo y de mantener el poco que queda”, recalca Alejandro Castilla.
Es por eso que Paco Millán emprendió el pasado viernes 29 una marcha a pie desde Sanlúcar de Barrameda, de donde salió a las siete y media de la mañana, hasta Sevilla, donde tiene previsto llegar mañana martes para asistir a una cita que ha concertado con el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo.
Este socio de la Cooperativa Virgen de la Caridad, afirma que hará esta marcha pernoctando en los pueblos en los que se encuentre en el camino. “Lo voy a hacer en protesta tanto del paro en la construcción como de la situación que nos encontramos aquí en la viña”, comentaba.