En el Foro Social Portuense participamos de la indignación que durante estos meses está recorriendo, como si fuera un canto de esperanza, las plazas y calles de la sociedad española. Nos indigna, sí, esa forma de hacer política de espaldas a las necesidades y a los intereses de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas.
Antes de las elecciones municipales del 22 de mayo, desde el Foro animábamos a la participación bajo el lema: ‘Vota y decide’. Algo ha disminuido la abstención, de lo cual nos alegramos sinceramente, porque participar en las votaciones es el primer paso de una conducta ciudadana responsable.
El aumento significativo de votos en blanco quizá tenga bastante que ver con la indignación de que hablamos más arriba. Sería bueno que nuestros políticos no lo olvidasen, por si acaso.
Al observar los resultados de las elecciones municipales en El Puerto tenemos la sensación de que casi todo va a seguir igual. Sin embargo, notamos al menos dos diferencias: una, que el PP no ha podido ya contar con el voto de un trásfuga, que fue la vergüenza de la pasada legislatura y, otra, que el PA ha corrido a ofrecer al PP no uno, sino cuatro concejales que, para sorpresa nuestra, ha conseguido. Está claro que a este partido, sin ideología clara, le gustan enormemente las mieles del poder.
En la toma de posesión de la nueva Corporación Municipal hemos escuchado al señor alcalde hablar de tres temas que queremos comentar brevemente.
Dijo, en primer lugar, que gobernaría para todos los portuenses y que el único carnet que se exigiría sería el de identidad. Si de verdad el PP hubiera querido gobernar para todos los portuenses ha perdido una oportunidad inmejorable.
Con 11 concejales podían haber sido valientes intentando dirigir el Ayuntamiento en minoría. Era posible realizar una política distinta, basada en el diálogo y la negociación para conseguir los apoyos necesarios en cada tema concreto. Esa sí habría sido una buena manera de tener en cuenta todas las opciones que han obtenido representación en la nueva Corporación.
Pero claro, el señor alcalde en la anterior legislatura ya nos dio suficientes muestras de que no está especialmente dotado para el diálogo y el respeto a las minorías que no piensan como él.
En nombre de la estabilidad ha realizado un pacto con el PA para, cuando le convenga, ‘pasarse por el arco de triunfo’ la opinión de los concejales de la oposición y a quienes les votaron. Esta política es la que indigna a los ciudadanos.
En segundo lugar, habló también de austeridad en estos momentos de crisis. En el pleno de organización ya hemos percibido algo de la austeridad que piensan practicar. Congelar los sueldos que se habían subido en la anterior legislatura, no bajarlos como se ha hecho con todos los funcionarios.
Por lo pronto, la mencionada austeridad, gracias al pacto, nos saldrá bastante más cara ya que de trece concejales en el equipo de Gobierno hemos pasado a quince, con todo lo que esto supone. ¿Reducirán los gastos en autobombo y propaganda? Por cierto, en este tema les puede echar una mano el Partido Andalucista que en la pasada legislatura fue un verdadero experto.
Por último, también nos refería que atenderá prioritariamente a los problemas sociales que tiene El Puerto. ¡Cuánto nos cuesta creer en esta promesa!
Toda una legislatura para desarrollar un Plan Integral para el Barrio Alto y aún no se aprecia ningún resultado en la zona. Cuatro largos años prometiendo solucionar el problema de la barriada de José Antonio y no han hecho más que poner dificultades en su lucha partidista con la Junta.
Ahí está la barriada sucia, llena de porquería, con una bodega que se ha convertido en refugio de indigentes y en foco de infección para los ciudadanos que viven un verdadero calvario. A pesar de todo, le damos nuestra confianza y en los primeros presupuestos veremos cómo se concreta esa promesa.
Ciudadanos y ciudadanas, movimiento de indignados, colectivos y asociaciones de El Puerto, sufridores de las hipotecas y de la crisis, las elecciones municipales ya han concluido, ya hemos votado según las preferencias de cada persona y el primer acto de nuestra participación responsable ha terminado. Todos y todas tenemos ahora otra tarea urgente entre las manos: vigilar. Controlar al nuevo equipo de Gobierno para que cumpla sus promesas, para que dignifique la actividad política, para que sirva al pueblo teniendo en cuenta sus necesidades y para que abra cauces de participación en todos los asuntos que nos afectan. Así que, manos a la obra.