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El Roscón de Reyes: tradición que divide a los malagueños entre lo clásico y lo moderno

Las preferencias oscilan entre el clásico seco y las nuevas versiones rellenas, donde la nata sigue siendo la reina

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  • La fruta escarchada, el gran debate: odiada por algunos, indispensable para otros
  • Tradiciones familiares en torno al haba y la figura del rey mantienen viva la magia del roscón
  • Los hay que ya llevan tres días comiendo roscón

El Roscón de Reyes es mucho más que un dulce típico; es un vínculo con las tradiciones familiares y culturales que marca el inicio del año en España. En Málaga, la diversidad de opiniones sobre cómo debe ser el roscón ideal refleja tanto los gustos personales como las costumbres transmitidas de generación en generación.

En una confitería clásica del centro, la dependienta nos cuenta que este año las ventas están disparadas: “Ya hemos vendido casi todo lo que hemos traído. Tanto los tradicionales como los rellenos tienen éxito, aunque la nata es nuestra estrella. Además, mantenemos los precios estables desde hace años, algo que los clientes valoran”. Sobre la polémica fruta escarchada, señala: “Cuando era niña no me la comía, pero ahora sí, porque la nuestra está buenísima. Es un elemento que no puede faltar.”

Por otro lado, los consumidores también tienen mucho que decir. Una familia entrevistada afirma que prefieren el roscón clásico, aunque suelen quitar la fruta escarchada. “Es parte de la tradición, pero a quien no le guste, que se la quite,” comentan. En cuanto al haba, han optado por darle un giro a la costumbre: “A veces hacemos una colecta y el que encuentra el haba se lleva el dinero, en lugar de pagar el roscón.”

Otros malagueños no esperan al 6 de enero para disfrutarlo. “Ya llevamos tres días comiendo roscón. Si está bueno, ¿para qué esperar?”, confiesa un entrevistado, quien asegura que en su casa pueden llegar a comerse hasta seis en estas fechas. Eso sí, lo prefieren con nata y no aceptan los “inventos raros” como rellenos de pistacho.

En contraste, hay quienes consideran que el roscón debe reservarse para el Día de Reyes y que lo tradicional siempre prevalece. “En mi casa solemos comprar solo uno, pero la discusión está en el relleno. Mi madre no traga los roscones con nata, pero este año podría ceder porque están sus nietas,” relata otro entrevistado.

Más allá de los gustos personales, el roscón de Reyes sigue siendo un símbolo de unión familiar. Las coronas doradas, las risas al encontrar la figura del rey o el haba y las discusiones sobre la mejor manera de comerlo perpetúan una tradición que, con fruta escarchada o sin ella, nunca pierde su magia.

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