Llegó la segunda derrota en casa de la temporada para el Málaga. En un partido muy igualada, los de Pellicer vieron cómo les volvían a remontar un gol inicial.
Los primeros compases del encuentro transcurrieron en la línea de lo esperado. Ambos equipos resguardaban sus posiciones, sin asumir demasiados riesgos. Luismi lo intentó con un cabezazo dentro del área, tras centro de Manu Molina, que Gaetan Poussin atajó con seguridad. La respuesta llegaba en botas de Keidi Bare, que obligó a Alfonso Herrero a mandar a saque de esquina su potente disparo desde 25 metros.
La más clara de toda la primera parte llegó en botas de Dioni Villalba. Adrián Liso arriesgó en exceso al intentar pasarle el balón a su portero. El delantero malagueño leyó bien la jugada y se plantó con el cuero completamente solo. Intentó regatear y su chut final terminó desviado a córner por el guardameta maño.
El Málaga estaba mejor plantado sobre el campo y buscaban abrir la lata. Un disparo con efecto de Larrubia a punto estuvo de convertirse en el gol de la jornada. Toni Moya lanzaba una falta que se marchaba rozando el palo. El partido gozaba de ritmo y buena salud. Desgraciadamente, un indeseable buscó erigirse en protagonista con un puntero láser desde la grada, que obligó al colegiado De la Fuente Ramos a detener el encuentro durante unos minutos.
La polémica llegó alcanzado el minuto 41. Cordero chutó desde la frontal del área y el árbitro señaló penalti por una supuesta mano de Bernardo Vital. No obstante, el VAR lo llamó a filas para que revisara su decisión, la cual fue finalmente anulada.
Con una intensidad palpable, 0-0 en el electrónico y cinco minutos de tiempo añadido, se llegó al descanso.
Locura tras la reanudación
No pudo haber mejor inicio para la segunda mitad. Cuando todavía no se había llegado al 50’, Lobete se internó en el área y mandó un pase de la muerte al segundo palo, donde aguardaba Dioni, el cual marcó el 1-0 a puerta vacía para delirio de la afición.
Duró poco la alegría. Cinco minutos concretamente. Los que tardó Dani Tansende en anotar un golazo de falta que se coló por la escuadra. Quizá Alfonso Herrero podría haber hecho algo más, aunque poco hay que reprocharle al toledano.
Como ya ocurriera en Anduva hace unos días, el Málaga se dejó remontar. El Zaragoza encontró el hueco en la defensa local con un buen pase entre líneas para Tasende, que acertó al dejar solo a Pau Sans, quien puso el 1-2 a placer.
La entrada de Chupete al verde dio mayor consistencia al ataque blanquiazul. El canterano fijó a los centrales y concedió mayor libertad al resto de sus compañeros en la parte ofensiva.
Pese a ello, fue el equipo aragonés el que supo llevar el partido a su terreno y hacer que pasaran pocas cosas. Es más, hasta llegó a tener varias ocasiones al contraataque. Una de ellas, obra de Iván Azón, tuvo que ser despejada por Alfonso Herrero para evitar males mayores.
Bernardo Vital fue vital cortando un ataque vertiginoso de Kevin Medina mediante un fuerte choque.
Los costasoleños se desesperaban mientras caía cada minuto en el minutero como una losa. Esta inoperancia llevó a una serie de faltas tontas que aprovechó el Zaragoza para perder algo de tiempo, conscientes del botín que tenía entre manos.
Con mucho corazón y poca cabeza, terminó el Málaga hincando la rodilla por segunda vez consecutiva y por segunda vez en casa esta temporada. Un resultado que, unido al triunfo del Eldense, deja el descenso a siete puntos. Del playoff no es momento de hablar (si es que alguna vez lo fue).