La Rosaleda volvió a vivir una tarde de frustración. El Málaga cayó por segunda jornada consecutiva, esta vez en el derbi andaluz ante el Córdoba (0-1), en un partido donde lo intentó con ahínco pero sin fortuna. Un auténtico golazo de falta directa de Jacobo en los primeros compases de la segunda mitad bastó para que los blanquiverdes se llevasen los tres puntos de Martiricos, ante más de 26.000 espectadores.
El choque arrancó con un Málaga muy activo. En apenas un minuto, Larrubia ya probó suerte con un disparo que se fue por encima del larguero, y en el 3’ volvió a aparecer con un remate de cabeza que también rozó el gol. La intensidad blanquiazul fue clara desde el principio, pero la falta de acierto marcaría el tono del encuentro.
Las interrupciones por lesión comenzaron pronto. Luismi, del Córdoba, tuvo que marcharse en el 7’, y poco después, Alberto del Moral también fue sustituido tras resentirse físicamente. El ritmo del partido se vio afectado por estos contratiempos, pero el Málaga supo rehacerse y generó varias ocasiones, como una clarísima acción en el 12’, cuando Kevin se plantó en el área, pero su pase final fue interceptado. Chupete también lo intentó en el 21’, con un remate que se estrelló en el larguero, aunque fue invalidado por un fuera de juego muy justo.
La primera parte finalizó sin goles, pero no sin polémica. El colegiado Sesma Espinosa cortó un ataque prometedor del Málaga justo antes del descanso, lo que desató la indignación de la grada, que ya acumulaba quejas por algunas decisiones arbitrales. Dani Sánchez fue amonestado por protestar, y los cánticos contra el árbitro y también contra el presidente de LaLiga, Javier Tebas, empezaron a sonar con fuerza en las gradas.
Con el segundo tiempo llegaron los mazazos. En el 51’, Jacobo sorprendió a todos con un lanzamiento de falta desde más de 30 metros, directo a la escuadra. Alfonso Herrero voló, pero no pudo evitar el 0-1. El Córdoba, que ya había avisado con una jugada ensayada bien parada por el meta local, empezaba a sentirse cómodo.
Pellicer reaccionó dando entrada a Dioni y Aarón Ochoa, buscando mayor presencia ofensiva con una doble punta. El cambio revitalizó momentáneamente al equipo, que tuvo su mejor oportunidad en el 68’: Dioni se quedó solo en el área pequeña tras un buen pase de Larrubia, pero su disparo fue demasiado centrado y Carlos Marín lo detuvo con una gran estirada.
El Córdoba respondió con más cambios y supo frenar las embestidas locales. Chupete rozó el empate tras una buena acción de Puga, pero el control con la mano anuló la jugada. La desesperación comenzaba a apoderarse de los malaguistas, tanto en el campo como en la grada, donde se coreó el ya habitual “¡José María, dimisión!” dirigido al administrador judicial del club.
En los minutos finales, con cinco de añadido, el Málaga buscó el empate con más corazón que ideas. Antoñito cayó dentro del área en el 86’, pero el colegiado no vio penalti. Carlos Marín, el portero visitante, se convirtió en uno de los protagonistas con sus paradas y su capacidad para enfriar el ritmo del partido.
El Córdoba incluso llegó a marcar el segundo, pero fue anulado por fuera de juego. No hizo falta más. El 0-1 bastó para que los de Iván Ania se llevaran los tres puntos y que el Málaga quede aún más tocado en la clasificación. La Rosaleda despidió a los suyos con silbidos y resignación, en una tarde gris que deja al equipo en una dinámica preocupante justo cuando se entra en el tramo decisivo de la temporada.