La afición controlará casi el 25% del accionariado

A nivel institucional todo sigue igual, aunque con la noticia positiva que finalmente la subasta de las acciones pignoradas por el Ayuntamiento ha quedado desierta y en el plazo de unos tres meses la Fundación podría ser titular del 20,598% de las acciones totales del Xerez - contabilizando como buena la última ampliación de capital de Luz Costa Inmuebles, que es probable que no lo sea- lo que sumado al 3,036 % de los accionistas minoritarios hará que la cuarta parte del accionariado final de la sociedad anónima deportiva esté ya en manos de la afición. Un porcentaje que podría elevarse al 35 por ciento en el caso de la ampliación antes citada no fuese efectiva.
Pero al margen de esa buena nueva, los líos en la casa xerecista son interminables. Paco Gallardo, el portavoz de Energy Atlantic, se ha dado de plazo hasta mañana lunes para hacer un comunicado oficial sobre la situación accionarial después de que, ya de forma oficial, los poderes políticos de Gómez, Bastos y Ricardo García hayan desaparecido del libro del registro de acciones nominativas. Los poderes económicos se pelearían en cualquier caso en los juzgados, pero los políticos, los que dan derecho al ordeno y mando, están ahora en poder de Luz Costa Inmuebles, es decir de Joaquín Morales.
Desde Energy se insiste en que han pagado y que les corresponde a ellos gobernar, mientras que Rafael Mateos y Francisco Javier López Ballesteros dejaron claro a la Federación de Peñas que el club está en poder de Morales y que serán ellos dos los que planificarán el futuro, so pena de que llegue alguien dispuesto a comprar las acciones, porque Morales parece ser que sigue dispuesto a vender, aunque tendrá que tener mejor vista que en esta oportunidad.
Para colmo de males ha aparecido en el firmamento azulino un jerezano de Sevilla que también dice estar integrado en el grupo y que habla ya de que se hacen cosas en el club como “si de un pueblo perdido en África se tratase”.
Lo cierto y verdad es que a menos de un mes vista para la junta general de accionistas el panorama institucional es un auténtico caos y, a todo esto, aún no se conoce la fecha oficial de la junta de acreedores, que es la que realmente importa.