Una banda actuó en Cádiz intentando estafar a joyeros de la ciudad mediante el pago de joyas de elevado precio con tarjetas de crédito falsificadas
El caso denunciado hace unos días en VIVA CÁDIZ de intento de estafa al Taller de Joyería Crisbel, no ha sido el único que ha sufrido este gremio. Una banda de extranjeros ha llevado a cabo una oleada de estafas en joyerías de la ciudad en las últimas semanas utilizando tarjetas falsas por medio de las cuales adquirían joyas de elevado valor económico. Desde el Gremio Provincial de Joyeros de Cádiz se asegura que “se trata de una banda que ha venido en Carnaval para llevar a cabo esta actividad”, como explica su presidente Miguel Ángel Checo, después de informar tanto a sus establecimientos asociados, el 70% de joyerías de la provincia, como con la Policía, a la que puso en alerta. “Fueron varios los compañeros que denunciaron la existencia en estos días pasados de este intento de estafa. Se trataba de extranjeros que acudían a distintas joyerías de la ciudad para adquirir joyas con tarjetas falsas. Gracias a sus denuncias y a las denuncias a la Policía, nos han informado de que se ha detenido a uno de los integrantes de esta banda”, asegura el presidente. El paso de esta banda se ha saldado con “situaciones de todo tipo: desde tarjetas aceptadas, efectuándose la operación correctamente, hasta comerciantes que se han percatado de la documentación falsa”. Como recomendación principal, desde el Gremio se insta a los comerciantes a “comprobar la documentación y que ésta corresponda con la persona”, aunque reconoce que a pesar de esto “algunas compras se han producido” y ahora será “la empresa que emite la tarjeta y el sistema quienes tengan que hacerse cargo”, explica Checo.
Una tarjeta sin calidad para pagar 1.600 euros El Taller de Joyería Crisbel, en la calle Sagasta, fue uno de los establecimientos que estuvo a punto de sufrir la estafa mediante tarjetas de crédito falsas. En esa ocasión uno de sus empleados, Jesús Moreno, se percató de la “poca calidad” que tenía la tarjeta y prefirió no llevar a efecto la operación. “Quisieron comprar un cordón de oro que cuesta 1.600 euros, y tras comprobar la documentación me di cuenta de que la tarjeta con la que intentaba comprar no tenía la misma calidad que tienen las auténticas, tampoco la impresión era lo suficientemente nítida”, explica Jesús Morena que señala además a una persona “extranjera y con buena presencia”, como el presunto estafador, coincidiendo con los rasgos que señalan otros joyeros.