En agosto de 2008 deberían haber estado terminadas las obras del Centro de Raquetas de Reina Sofia, uno de los proyectos del equipo de gobierno de Antonio Barrientos que, había conseguido que no se construyesen más torres de viviendas en la parcela y, además, darle un uso deportivo a la misma, se convirtió en uno de los estandartes de las últimas elecciones municipales.
Desde ese momento todo parecía que iba por buen camino y de manera inmediata, después del concurso por el que se adjudico la concesión a un grupo formado por las empresas Ondurte S.L., con un 40% de participación, SEAE S.L, con un 20%, Trigemer S.A., con un 39% y Concesiona S.L., con sólo un 1%, se iniciaban las obras de construcción a un ritmo frenético dado que la concesión había establecido que los trabajos estarían terminados en once meses, aunque se tratase de un verdadero record que incluso mejoraba las previsiones más favorables de los técnicos municipales.
Empiezan los problemas
Pero el cuento de hadas que parecía haberse creado en torno a esta instalación, donde todo era favorable y maravilloso, se ha ido tornando en una pesadilla debido a las reiteradas paralizaciones de unas obras que, a la vista está, aún tienen mucho por hacer y el plazo de ejecución está sobradamente cumplido.
Y es que aunque, posteriormente, se amplió el plazo hasta el pasado invierno debido, al parecer, a problemas de cimentación, desde ese momento los problemas fueron otros, en este caso la financiación. El Ayuntamiento incluso justificaba esa falta de financiación al adeudar una cantidad importante a la empresa Trigemer. David Valadez, en el mes de septiembre pasado, afirmaba que la deuda municipal con esa empresa alcanzaba los siete millones de euros, incluyéndose las obras del Parque de Bomberos y de la ampliación de la Escuela de Seguridad Municipal, entre otras. El edil de Deportes, Carlos Rodríguez, decía en esos momentos que: "Ahora, últimamente, se han retrasado porque, al tener problemas de financiación, los operarios que ha habido no eran todos los que tenían que estar trabajando, y se ha ralentizado un poco la obra" por lo que aseguraba que se estaba tratando de llegar a un acuerdo con la empresa “de forma que meta todo el personal que se necesite".
Valadez, por su parte, decía que se había realizado un pago importante a la empresa “lo que va a permitir que, como consecuencia de las negociaciones establecidas con la concesionaria de este complejo deportivo, en las próximas semanas se pueda reforzar de manera sustancial el número de operarios con la intención de que se puedan cumplir con los nuevos plazos establecidos".
Eso ocurría en septiembre pasado y ya entonces se confiaba en que seis meses después (marzo de 2009) pudiese estar terminado el complejo lo cual, a día de hoy, no se ha cumplido, ni de lejos.
Paralización sin fecha
Pero las cosas seguían complicándose y en el pasado mes de febrero se pudo constatar que las obras estaban paralizadas desde primeros de año. Nueva ronda de negociaciones, nuevos anuncios y nuevas justificaciones. Ahora ya no era la cimentación pero sí seguía hablando de la deuda con Trigemer (sólo tiene una participación del 39% en el grupo al que se adjudicó el complejo) y, además, se incorporaba otro inconveniente, la falta de financiación de las entidades bancarias. Este asunto, que debería de haberse establecido con anterioridad al inicio de las obras, tal como figuraba en los planes económicos que se presentaron para participar en el concurso, era la excusa ideal apoyada en la tan manida y recurrente crisis. En esta ocasión, los pagos realizados por el Ayuntamiento a Trigemer deberían de haber servido de aliciente para la continuidad de las obras, pero no fue así. Ahora se estimaba que para este mes de marzo tampoco se iba a terminar este complejo deportivo.
Las alternativas planteadas desde el Consistorio pasaban por nuevos pagos a Trigemer, para desbloquear la paralización, o que la empresa optase por vender la concesión de las instalaciones y que el comprador finalizase los trabajos. El edil de Deportes, Carlos Rodríguez, reconocía lo complicado de la situación porque, por un lado, decía, el Ayuntamiento está en su derecho de exigir que se cumplan los plazos de construcción pero, por otro, la empresa está en su derecho de exigir que se le pague lo que se le adeuda. Un callejón sin salida que siguen pagando los de siempre, los vecinos de Estepona.
Déficit de instalaciones
El centro de raquetas Reina Sofia, es una infraestructura deportiva que está llamada a ser la solución para las graves carencias que actualmente tiene Estepona para la práctica, entre otros deportes, del padel, razón fundamental de esta instalación que contará con diez pistas. En la actualidad, a modo de ejemplo, las pistas de padel municipales se reservan con una semana de antelación debido a su demanda y, habitualmente, son muchos los que se quedan sin pista al estar todas reservadas. Así las cosas, el Ayuntamiento parece seguir empeñado en justificar a la concesionaria en lugar de actuar conforme al interés general.
¿Por qué no actua el Ayuntamiento?
El Ayuntamiento, en un papel que no le corresponde, se ha empeñado en justificar el incumplimiento de los plazos de una obra que, según el pliego de condiciones, debería de haber estado concluída hace más de seis meses. Alegar que se deba dinero a Trigemer, una de las empresas que componen el grupo al que se adjudicó la concesión, resulta incongruente porque, además de otras consideraciones, esa sociedad sólo representa el 39% del grupo adjudicatario. Sus problemas de financiación no deben excusar el control que debe ejercer el Ayuntamiento sobre el cumplimiento del pliego de adjudicación. Que se le deba dinero a Trigemer, como a tantas y tantas empresas, no puede servir para que se haga presión mediante la paralización de una obra a la que ésta se presentó con todas las condiciones. Si todo el que tiene problemas de financiación eludiese sus obligaciones, por ejemplo no pagando alguna tasa o impuesto municipal ¿también lo justificaría el Ayuntamiento?