Finalmente el tiempo acompañó y los guisos de arroz volvieron a ser los protagonistas de una jornada de fiesta, un tanto deslucida por las comuniones. Según explica el vicehermano mayor de la Hermandad del Cristo de Charcales, Manuel González Hernández, “la devoción sigue intacta entre los jienenses y sobre todo en el barrio de La Glorieta, que celebra sus fiestas en honor del Cristo”.
A las siete de la tarde, como cada año, con el sol buscando cobijo en Jabalcuz, comenzó la procesión del Santísimo Cristo de Charcales. Unos minutos antes los vecinos abandonaron las terrazas y acudieron a la ermita para acompañar a su Cristo durante el recorrido desde la Fuente de la Peña a las populares calles de La Glorieta, para regresar al caer el sol de nuevo a su ermita. Durante la procesión el barrio y Jaén arropó con devoción a la imagen que desde finales del siglo XIX despide las últimas lluvias y recibe el preludio estival.