Vayamos por pasos. Uno mismo en determinadas ocasiones se plantea decisiones importantes en la vida. Reflexiona, observa los recursos disponibles, las circunstancias, las alternativas… y en base a ello, toma cartas en el asunto.
Pues bien, gran parte de ese proceso está constituido por las emociones y lo que éstas nos provocan. Al fin y al cabo nos movemos por ellas. Y es que tanto para la vida personal como para la profesional es importante el autoconocimiento, el saber qué nos pasa ante un determinado estímulo es esencial para nuestro progreso como seres humanos.
Lo más importante en este punto es escuchar, es conseguir realizar una escucha activa hacía nosotros mismos, hacía lo que nos ocurre en lo más profundo de nuestros instintos.
Es identificar lo que nos provoca alegría, enojo, tristeza, lo que nos sorprende, lo que nos induce aversión o aquello que nos infunde miedo, es a grandes rasgos, conocernos y aceptarnos.
Y desde ahí podemos ser capaces de entender las distintas maneras que existen de vivir o de sentir una misma realidad.
Al final todos y cada uno de nosotros necesita ser escuchado y comprendido. El hombre es un ser social por naturaleza que requiere de las relaciones entre iguales para la supervivencia.
En la vida nos vamos encontrando con personas de todo tipo de condición, cada uno de su padre y de su madre, que pueden aportarnos a nuestras, ya casi cerradas, creencias y principios ideas que nos enriquezcan y nos hagan ser mejor personas.
Y es que nunca sabes cuándo alguien te puede dar una lección de vida que, probablemente sólo entenderás, si estás abierto a aprender. Y aprender básicamente de todo.
Para que esto ocurra es importante tener una visión global de las circunstancias en la que nos movemos. El tono de voz, las expresiones faciales, la posición corporal o el lenguaje verbal y no verbal son claves a la hora de relacionarnos y nos proporcionan mucha más información, incluso a nivel inconsciente, de la que creemos.
La idea básica es aprender. Desde mí hacía los demás. Es entender la vida desde la perspectiva de un niño, fuente inagotable de inquietud, que vive viendo su mundo cada día como si fuera “casi” la primera vez. Disfrutemos de este paisaje de enseñanzas que es la vida yendo por el camino de la suma, siempre sumando, evitando prejuicios y condiciones.
La idea no es ser amigo de todo el mundo, es imposible, la intención principal es reconocer que tu verdad no es absoluta y que la mía tampoco lo es del todo.
Blog ‘Ser humano y educación’
