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La novena provincia

La caspa sustituye a la casta

Había razones para pensar que el fin del bipartidismo daría lugar a nuevas fuerzas que conectarían con la modernidad. Pero el catetismo puro y duro ha echado raíces. Estamos en la España de la "chalaura".

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LA CASPA SUSTITUYE A LA CASTA
  Esta  España enredada en asuntos de charanga, se mira el ombligo hasta la obscenidad mientras el mundo avanza. Hasta el punto de que el país está enfrascado en asuntos tan zafios como la retirada del busto de Juan Carlos; la página V.O. del Ayuntamiento de Madrid; el cambio de nombres de calles y de algún pabellón municipal.

Había razones para pensar que el fin del bipartidismo daría lugar a nuevas fuerzas que conectarían con la modernidad. Pero el provincianismo, el catetismo puro y duro ha echado raíces.

Lo dramático es que mientras el país se mira al ombligo -el caso de los independentistas catalanes  es de aurora boreal- el mundo está sufriendo enormes transformaciones que si nadie lo remedia dejarán a España un poquito más en el rincón de la historia.
Había suficientes razones para pensar que  el agotamiento del bipartidismo político del 78 daría lugar a un nuevo escenario político en el que las nuevas fuerzas emergentes serían capaces de conectar con la modernidad proponiendo una nueva agenda pública pegada al siglo XXI. Pero la realidad es que el catetismo político ha echado raíces muy vigorosas. LA ESPAÑA DE LA “CHALAURA” campa por sus respetos.


Fíjense que hoy día  el 30% de los estadounidenses usan Facebook como fuente principal para informarse. Y en el futuro serán muchos más.
Internet se está comiendo a los periódicos de papel. Hoy hay lectores y en el futuro habrá clientes.
Pero aquí no, aquí seguimos igual porque La caspa ha sustituido a la casta y hoy, incluso, hay quien discute la prevalencia del mercado como sistema de asignación de los recursos, lo cual devuelve al país al siglo XIX. Este divorcio entre la agenda pública y las necesidades de los ciudadanos -con la complicidad de muchos medios de comunicación que juegan al populismo barato- es lo que explica los altos niveles de frustración, como revelan las encuestas del CIS, sobre la credibilidad del sistema político. Pensábamos que habíamos descubierto el futuro y al final es la misma basura de siempre. Alguien lo  dijo con una frase más que certera: seguimos mirando el futuro a través del espejo retrovisor.
Algeciras a 29 de julio de 2015
Patricio González
 

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