¿Cómo vivió sus 20 años dedicados a la política local como alcalde de Cartaya?.
Muy bien. Plenamente dedicado al Ayuntamiento y a mis compromisos con los cartayeros, tanto desde el punto de vista social como económico porque mi gran obsesión siempre ha sido traer inversores a Cartaya que generasen empleo y dinamizasen la economía local. He sido muy feliz, he tenido buenos colaboradores, y he sentido la complicidad y el apoyo de mi pueblo. Ello me animó siempre a trabajar ininterrumpidamente y sin descanso los 365 días del año. Considero que siempre he tenido ideas innovadoras y que me he caracterizado por defender los intereses de los ciudadanos de Cartaya y por extrapolarlo al resto de la provincia de Huelva. Mi gran satisfacción de esos 20 años ha sido haber diseñado el modelo turístico de El Rompido, que lamentablemente se ha quedado a medio hacer. También tengo una enorme satisfacción por haber impulsado todos los proyectos de regadío de la provincia, así como los que se están poniendo en marcha en estos momentos; y por haber trabajado por la movilidad, el transporte y la logística, en lo cual también sigo trabajando codo con codo con el Puerto de Huelva.
A pesar de ello, siempre has dicho que no has cobrado nunca por tu labor al frente del Ayuntamiento.
Tengo incluso un documento de la Intervención Municipal, emitido tras finalizar mis mandatos, que certifica que en mis 20 años como alcalde no recibí ningún sueldo ni gratificación por asistencia a órganos colegiados. No obstante pienso que el trabajo del político tiene que estar remunerado. En mi caso tuve la suerte de poderlo hacer así porque siempre he tenido ingresos por otras cuestiones. Es esta otra muestra de que siempre he defendido el interés general por encima de mis intereses particulares. Mi familia ha sido siempre la gran sacrificada. Cuando dejé de ser alcalde mi hija me llegó a decir ‘papá, te has preocupado del trabajo de todos los cartayeros, ahora preocúpate por el de tu familia’ y eso es duro. Pero la gran compensación de todo es que mi hijo Alejandro, que como todos saben es tetrapléjico, es muy conocido y, sobre todo, muy querido por todos. Con esto se me ha pagado lo que yo necesitaba porque Alejandro es el centro de mi familia. Pero sí es cierto que aunque mi familia se ha mostrado siempre orgullosa por lo que he hecho, también se quejaba de que yo me preocupase más por el interés general que por el de ellos. Otro ejemplo es que se quejan de que sin haber cobrado nada, por el contrario he tenido que pagar de mi bolsillo los abogados para mi defensa en el Caso Hiconsa.
Entrando en ese asunto, ¿Cómo se ha sentido durante los seis años que ha durado la instrucción del caso Hiconsa?.
Cuando terminó el juicio el juez me dio la palabra y le vine a decir que yo era un demócrata convencido y un firme defensor del estado de derecho, lo cual se acentuó aún más durante la vista porque he visto que se hace justicia. Por ello me gustaría que este juicio sentase un precedente para que nadie nunca más vuelva a usar la justicia como arma política para acabar con el rival. Y es que el sufrimiento de la gente que te quiere no hay forma de compensarlo. Aunque tú te sientas inocente y veas que la instrucción vaya bien, nadie está a gusto imputado, ni en un juicio.
¿Cómo encajó en un principio haber sido denunciado por este asunto?.
A mí ya me habían denunciado en numerosas ocasiones por otros temas, y siempre se habían archivado imperando mi inocencia. De todas formas este caso me lo esperaba y desde el principio estuve convencido de mi inocencia y de que tocaba trabajar por demostrarla. Pero todos los casos son iguales cuando empiezan: alguien va al juzgado y te denuncia. Lo primero que sentí fue que estaba siendo víctima de una ‘vendetta’ política y que había que ganarla. Lo que no me imaginé es que llegase a durar seis años, lo cual ha sucedido porque a los denunciantes era eso lo que les interesaba.
¿Se le han hecho largos esos seis años?
Cuando me hablaban mis abogados de la posible prescripción de los delitos, o de la posibilidad de acogerme a la doctrina Botín, nunca estuve de acuerdo. Yo quería llegar a juicio para que no quedase ninguna duda sobre mi inocencia. Cuando los denunciantes, ya gobernando Juan Polo, involucran al Ayuntamiento en la causa como acusación particular, lo hicieron por dos motivos, primero para impedir la aplicación de la doctrina Botín, lo cual yo no quería. Esta viene a decir que si el fiscal no acusa, como era este caso, y solo había acusación popular (la de los denunciantes), el caso se debía archivar. El otro motivo ha sido ‘escamotear’ los pagos de los bolsillos de los denunciantes al abogado de la acusación. Y llama aquí mucho la atención que el señor José Carlos Hernández Cansino sea el abogado de la acusación popular (denunciantes), y su pareja la de la acusación particular (Ayuntamiento), además de ejercer el propio Cansino como abogado del Ayuntamiento en otras cuestiones. Al final todo el dinero va a parar al mismo sitio.
¿Cree que en su última legislatura como alcalde hubo acoso y derribo por parte de la oposición y que ello puso influir en la pérdida de la Alcaldía?
Totalmente. Un día determinado hubo una reunión en el despacho de un concejal del PP de Huelva donde Cansino (abogado, entonces del PP), Juan Manuel Guerrero (PP), Juan Polo (tránsfuga del PSOE) y Miguel Ángel Gea (IU) acuerdan una estrategia de acoso y derribo contra Juan Millán, para lo cual hizo falta incorporar al PA en la persona de Antonio Carro. Era mucho más convincente decir que toda la oposición ponía la denuncia. Está claro que todo fue un proyecto elaborado por una banda organizada para ejercer la delincuencia y la persecución política. En esos cuatro años la oposición centró todos los plenos en este tema, olvidándose y obstruyendo todos aquellos proyectos que pudiesen ser beneficiosos para los cartayeros.
En el fondo, ¿a quién considera el artífice de todo?
A Gea, que es el demonio, el hombre ‘x’ y quien diseña la estrategia mediática, que era el único fin de la denuncia. Por ello siempre hablan de que se ‘escamotea’ una serie de millones de euros, pero sin decir a dónde habían ido a parar ni quién se los había llevado. No obstante necesitó tontos útiles. Polo había gobernado y no tiene capacidad intelectual necesaria para urdir esto, por lo que su papel fue poner sobre la mesa cosas que tenía cogidas con alfileres y que él creía saber, suposiciones, meras sospechas, pero ninguna prueba porque no las tenía. Como hombre del PP Guerrero fue el que puso en contacto con Cansino al grupo organizado para la delincuencia política, y el que articulaba las reuniones en Huelva. Por tanto jugó un papel protagonista hasta que se incorporó Cansino, a partir de lo cual pasó a ser un mero acompañante. Lo más incomprensible es lo de Antonio Carro, sobre el que me consta incluso que dirigentes provinciales de su partido le llegaron a decir que no pintaba nada en el tema. De hecho me consta que se quiso salir, pero quien se opuso enérgicamente fue una militante andalucista pero con mucha fidelidad hacia Polo, como posteriormente se ha demostrado. En definitiva, el que estuviesen los cuatro fue muy importante para el proyecto mediático de Gea.
Y según su opinión, ¿en qué consiste ese proyecto mediático?
Pues en decir que se habían ‘escamoteado’ una serie de millones, sin especificar a donde habían ido a parar, ni cuál era mi beneficio prevaricador. De Novoa al menos lo insinuaban, pero de mi, ni eso. A ello añadían un catálogo amplio de delitos, dando la impresión de que yo estaba procesado por no sé cuantos. De ahí que para Gea, aunque es maquiavélico, radical y muy obsesivo, era necesario que estuviese toda la oposición en la denuncia para hacer una pinza perfecta en la que, en definitiva, Carro y Guerrero han sido meros acompañantes, Polo acompañante con odio y mucho rencor, y Gea el hombre ‘x’ del caso. Y usan la denuncia, en primer lugar, para desprestigiarnos políticamente a mí y a Novoa, que llevábamos 20 años ganando elecciones. Lo que no ganaban en las urnas querían hacerlo en los juzgados. Y en segundo lugar para ellos hacerse autobombo, ya que no salían en ningún medio ni programa de radio o televisión por sus propuestas o proyectos en beneficio de los cartayeros, sino para desprestigiarnos a nosotros, y de paso para dar una muy mala imagen de Cartaya, a la cual lograron meter en el mapa de la corrupción.
El caso de Polo le dolería especialmente… sobre todo teniendo en cuenta que había sido compañero en el PSOE y el equipo de Gobierno…
Polo se montó en este carro porque tenía evidentes ambiciones políticas. Unos días después de yo regresar del hospital por el cáncer de colon que tuve, y me incorporé a las siete de la mañana al Ayuntamiento, que hasta mi secretaria me quería echar para casa, y cuando muchos me consideraban casi como un cadáver, Polo se personó muy temprano en mi despacho, cosa rara en él eso de venir tan temprano, y me preguntó que quien era el número dos y quien el tres, porque él quería ser el dos. Yo le dije que yo era el uno, Miguel Novoa el dos y él el tres. Me dijo que él quería ser el dos y recuerdo que le pregunté algo así como ‘¿tan mala cara me ves que ya me estás buscando sucesor?’. Ese día fue realmente cuando empezó la batalla de Polo contra Miguel por ser el número dos. Polo era secretario general del PSOE entonces y segó mucha hierba, teniéndole yo que llamar la atención porque a todo el que trabajaba en el Ayuntamiento él lo afiliaba al partido, y aquello a mi no me hacía gracia. Él usaba el partido solo para tener los votos que necesitaba para seguir siendo secretario general, para su autobombo… En definitiva, pienso que es un hombre muy primario pero, eso sí, con muy mala leche. Y estoy convencido de que en el tema de Hiconsa Polo actuó por rencor, no contra mí pero sí hacia Miguel Novoa. En varias ocasiones, ya más recientemente ha intentado sentarse a tomar café conmigo, pero no lo he hecho, lo saludo con el respeto de que es el alcalde de mi pueblo, pero de ahí a tomar café va un mundo. Y es que él siempre ha dado a entender e insinuado que actuó contra Novoa y no contra mí, y que contra mí no tiene nada.
¿Coincide con el juez en que ha habido temeridad por parte de los denunciantes?
Sin duda. Durante la instrucción del caso yo declaré solo seis minutos en Ayamonte, no llegó a 60 líneas mi testificación. Y contesté a todas las preguntas del fiscal. El juez ni preguntó entonces. Y el caso fue archivado porque el Ministerio Fiscal defendió que los denunciantes no aportaban pruebas. De ahí la temeridad y la mala fe de ellos: no supieron ver que el fiscal les decía que no había indicios de delito, y a pesar de ello la recurrieron hasta que la Audiencia Provincial lo reabrió para que se siguiese investigando. Entonces se les pidió a los denunciantes que presentasen nuevas pruebas, lo cual no hicieron, salvo solicitar tres testificales nuevas que tampoco vinieron a demostrar nada. Por ejemplo, en el caso del arquitecto, amigo personal de Gea y clave para ellos poder demostrar algún delito, llegó a reconocer en el juicio incluso que había mentido.
Con cierta perspectiva ya tras seis años de instrucción, ¿cuál fue su primera impresión nada más tener conocimiento de la sentencia absolutoria?
Uff… (sonríe). El que dice que va tranquilo a un juicio miente. Siempre se va con cierto desasosiego porque un juicio es un juicio. No obstante, durante la vista oral fui viendo las cosas como realmente han sido al final. Y es que las pruebas testificales de los técnicos municipales fueron intachables. Dijeron la verdad con objetividad, y así lo reconoce el juez. Y por otra parte cuando llegan las dos declaraciones más importantes, la del propietario de los aprovechamientos y la del arquitecto tasador de la parte denunciante, que incluso reconoció ante el juez no haber dicho la verdad, por lo que le pidió perdón; así como ser amigo de uno de los denunciantes; y haber hecho una tasación ‘ad hoc’, fue cuando realmente me di cuenta de que esto era un tinglado orquestado. Y es que si su única prueba, la del arquitecto, resulta que era falsa. De esta forma se fue fortaleciendo mi sensación de que aquello iba a salir bien. Y cuando sale la sentencia se confirma que esta banda ha sido muy temerosa y ha actuado con mala fe. La mayor temeridad se da cuando ellos mismos hacen que el Ayuntamiento se persone como acusación particular y el fiscal se opone a ello, entre otros motivos porque Polo votó a favor del convenio cuando se aprobó, luego lo denuncia, y finalmente pide daños y perjuicios por ello como alcalde. En el juicio, y así lo refleja la sentencia, se hace alusión a este tema. Y es que si el Ayuntamiento pide daños a Millán y Novoa, igualmente se los tendría que pedir a Polo y a Carro, que votaron a favor del convenio después denunciado por ellos mismos.
¿Y usted qué piensa ahora de la imputación por prevaricación que pesa sobre Polo por el Caso La Vasca?
Pues que Polo confunde a la gente cuando dice que él ha hecho lo mismo que todos los cartayeros que tienen construcciones en el campo. Eso es evidente, y es cierto que se ha construido una casa en el campo como el resto. Pero a él no lo investigan, ni está imputado por eso, sino porque siendo alcalde se ha firmado a sí mismo papeles, cosa que no ha podido hacer el resto de propietarios de casas en el campo. Incluso se fue a un notario a Huelva para hacer expediente de obra nueva, inscripción en el registro y escriturar.
Los denunciantes finalmente han recurrido la sentencia. ¿Cómo lo valora?
Es un derecho legítimo que tienen como personas y como cualquier ciudadano que resulta condenado, porque ellos han sido condenados al pago de las costas a repartir en un 50% entre ellos como denunciantes a título personal y el Ayuntamiento como acusación particular. Pero tienen todo el derecho del mundo a recurrir jugándose su dinero. Ellos saben que si el recurso no prospera las costas crecen en un 50% más sobre las generadas hasta ahora. O sea, que los 600.000 euros que se estima pueden ser hasta el momento, podrían elevarse hasta los 900.000. Pero el recurso que no comparto es el del Ayuntamiento, al que en un pleno de 2011 involucraron en el caso como acusación particular. Eso es un riesgo de gasto enorme para el Ayuntamiento porque si se pierde el recurso los costes para el Ayuntamiento también suben. Y si eso finalmente es así, debe quedar muy claro que los responsables de ese gasto de dinero público son los denunciantes. En fin, ellos pueden recurrir lo que quieran a título personal, pero haber metido al Ayuntamiento en el asunto requiere un informe del secretario municipal y otro de la Intervención, y espero que se hayan basado en dichos informes antes de recurrir porque el recurso va a suponer un gasto extra para las arcas municipales.
Y por último, ¿crees que hay alguna forma de compensar el daño que se hace con este tipo de denuncias?
No. Ninguna. Que me pidan perdón a mí…, no. Eso sí, a quien tienen que pedir perdón es al pueblo, al que han hecho mucho daño. A mí solo me han ocasionado molestias, disgustos, gastos… y en el fondo daños morales. Pero al pueblo le han causado un daño enorme. Y es que mientras Cartaya ha sido muy reconocida por su buen hacer, ellos han querido enmarcar esto en el ámbito de los delitos de corrupción, cosa que finalmente se ha demostrado que no ha sido así. Como consecuencia de ello Cartaya ha estado en los mapas de pueblos con corrupción. Pero a pesar de ello no han conseguido del todo vincular a Cartaya con la corrupción. Por lo que sí está claramente marcada Cartaya ahora es por los últimos cuatro años de ineficacia política. Fíjese que creo que le han hecho mucho más daño a Cartaya por su ineptitud, que por haberla intentado vincular con la corrupción. Y es que han metido a Cartaya en una situación donde va a ser muy difícil para futuras generaciones alcanzar los niveles de desarrollo que hubo. Con este equipo de Gobierno hemos regresado a 1991.
Puede que haya cierto paralelismo entre la situación que usted ha vivido, y la que atraviesa actualmente Juan Polo por su imputación por prevaricación en el Caso La Vasca. ¿Se atrevería darle un consejo?
(Se ríe). Que se busque buenos abogados. Otro consejo es que escuche siempre al secretario, a la Intervención y a su equipo, que nunca actúe en asuntos municipales contra informes u opiniones de los técnicos, y que lo haga por el interés general. Y por supuesto que deje de confiar en esa serie de abogados que solo vienen buscando cobrar buenas minutas. Y finalmente que sepa que en un Ayuntamiento lo más importante es ofrecer garantía jurídica al inversor, al ciudadano, y a cualquier emprendedor dispuesto a poner en marcha un proyecto o iniciativa. Y esa garantía jurídica solo la dan los juristas y los técnicos municipales, que son los que marcan el camino de la legalidad. Yo siempre lo he exigido así y me ha ido bien.