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La tribuna de El Puerto

¿Yo juro o prometo?

Resulta complicado gobernar en una época en la que la necesidad, la crisis y la crispación son elementos y factores destacados en el día a día.

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Resulta complicado gobernar en una época en la que la necesidad, la crisis y la crispación son elementos y factores destacados en el día a día. Cuando una persona decide dar el paso y ponerse unos leggins debajo de los slips para convertirse en superhéroe tiene que tener la seguridad de que esa acción le va a reportar superpoderes, porque  de lo contrario el ridículo puede ser de “órdago a la grande”. La excusa de estar celebrando el carnaval de verano no va a valer, ¡no hay mus!

El papel, el dichoso papel, tan fino y tan blanquito no tiene nada de débil, lo aguanta todo, pero deja huella, una marca que permite contrastar  lo que se jura o promete en pleno éxtasis vacilón de una investidura y, cuando pasa el tiempo, los papeles se quedan colgados en la web de la transparencia pepera que gestiona Puerto Global.

Efectivamente, el compromiso del tripartito está recogido en 19 páginas y es público, para todos y todas, los ellos y las ellas. Unos compromisos con cronología que está dejando a más de uno con los slpips encima de los leggins y, repito, no es carnaval de verano.

No puedo comprender como los políticos se permiten marcarse retos temporales cuando, a lo largo de la vida, nuestros entornos han repetido hasta la saciedad que “el tiempo pone a cada uno en su sitio”.

A punto de cumplirse los 100 días de gobierno, algunos puntos ya deberían estar en marcha y esperando su preceptiva y acordada evaluación y revisión trimestral, entre otras cosas porque no van a llegar para exponerlo en la ACC, por mucho que el CIS vea bien los retrasos e, incluso, que el CES lo reafirme.


La revisión de la Ordenanza de Vivienda o la oficina municipal antidesahucios son dos ejemplos de “yo quería, pero…” puntos suspensivos porque aún no hay respuesta o excusa, sobre todo al no haber prisas por darlas, las pancartas aguardan momentos más proclives.

Por no citar los convenios prometidos con las entidades financieras, todavía no se ha puesto el cartel de “se alquila” y lo gestiona Suvipuerto. El Plan Social del Barrio Esperanza se está redactando aún, a pesar de que se iba a poner en marcha a los 15 días del inicio del nuevo mandato gubernamental social y progresista, y por supuesto no hablemos de las viviendas a entregar, la Junta es ahora amiga, ¡se prohíbe toser! Y del IBI, digamos que la Junta también lo cobra y eso ahora puede ser un agravio comparativo, mejor que lo paguen, que no va a ver dinero para que funcione la empresa.

Esto me suena, pero vamos a esperar el nombramiento o contratación del consejero-delegado que igual se le ocurre cómo hacer todo esto.

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