Las sociedades privadas controladas por familias son el pilar más importante, con diferencia, del tejido productivo y la realidad socioeconómica de Andalucía. Una idea que ha quedado completamente reforzada en el primer estudio realizado en la comunidad sobre este tipo de compañías, en el que han colaborado las cátedras de la empresa familiar de ocho universidades andaluzas (todas menos Pablo de Olavide y la UNIA).
La conclusión básica sobre la que se asienta la preponderancia de estas firmas es que, tras cribar los listados de empresas entre 2004 y 2011 en función de varios criterios, y encuestar a 546 de las 22.000 empresas que se adaptaban a ellos, aflora que el 81% de las empresas andaluzas pertenecen y son gestionadas por familias. El estudio se ha presentado en la facultad de Económicas de la Universidad de Sevilla por parte, además de dos de los catedráticos autores, del consejero de Economía, Antonio Ramírez Arellano; el presidente de la Asociación Andaluza de Empresa Familiar, Jerónimo Molina; y el director de convenios de Santander Universidades España, José Antonio Cristóbal.
Además de ese porcentaje abrumador, las empresas familiares tienen una mayor permanencia en el mercado: su tasa de vida media es de 31,7 años frente a 26,3 años de las no familiares. Junto a ello, las empresas familiares dependen en mayor proporción de financiación ajena, consiguen menos rendimientos a sus inversiones, soportan menores costes de financiación y, en general, son más rentables para sus propietarios.
Tópico
Con respecto a su actividad, el estudio constata que las empresas familiares, mayoritarias en todos los sectores, tienen mayor presencia en la industria (85,7%), seguido de la construcción (83,8%), comercio y transporte (82,2%), servicios (74,8%) y del sector primario (69,2%); además, se observa una mayor propensión exportadora en las familiares (19,8%) frente a las no familiares (15,5%), aunque en el porcentaje total de negocio exterior sobre total de ventas el porcentaje se invierte.
“El tópico sobre que las empresas familiares son pymes poco innovadoras se demuestra que está totalmente alejado de la realidad”, señaló Ramírez de Arellano. “Sí que es evidente que, como el conjunto del tejido productivo andaluz, necesitan ganar tamaño con innovación e internacionalización, y mejorando la formación”.
El estudio manifiesta que el la empresa familiar andaluza presenta un alto grado de control sobre la propiedad, y en el 84% de los casos la familia posee el 100% de la capital social y únicamente el 18,5% tiene algún accionista no perteneciente a la familia. En este dato colabora el hecho de que en el 63% de las empresas familiares andaluzas la propiedad se encuentra en manos de sus fundadores. Además, no solo es alta la participación de la familia en la propiedad, sino también en la gestión, ya que un 58,2% de los directivos que gestionan empresas familiares son miembros de la propia familia, y el 84% de los accionistas trabajan en la empresa.
Uno de los aspectos que más preocupan en la empresa familiar es el referido a la sucesión. Y según el estudio, es algo que a grandes rasgos sigue sin resolverse en el tejido empresarial familiar. Así, únicamente el 8% de las empresas familiares disponen de un protocolo familiar de relevo generacional, y casi el 80% de las que no lo tienen manifiestan su intención de no hacerlo. De hecho, si bien el 83% de las empresas familiares andaluzas desean mantener el negocio en manos de la siguiente generación, en un 75,8% de ellas aún no se ha elegido quién será el sucesor.
Mujeres
Uno de los aspectos más significativos del estudio es el referido a la importancia de la mujer en la gestión y gobierno de la empresa familiar. Si bien la diferencia de la participación de la mujer en puestos directivos entre un perfil de empresa y otro no es relevante (23,4% frente al 23,2%), sí es llamativo el hecho de que si bien en las grandes empresas no familiares la mujer desaparece de los puestos de responsabilidad, en las grandes empresas familiares se mantiene en un 17%.