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De vuelta a Ítaca

Los obreros que Verstrynge nunca vio en el Parlamento

Todavía estamos recuperándonos de la puesta en escena de la constitución del Congreso de los Diputados...

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Todavía estamos recuperándonos de la puesta en escena de la constitución del Congreso de los Diputados. Desde luego que esta XI Legislatura promete ser entretenida, y a falta de otras cuestiones en las que centrarse -ya que como bien sabemos en este país no hay corrupción, ni crisis, ni desempleo, ni otras cosas importantes sobre las que discutir-, todo el periodismo patrio ha decidido montar debates sobre la política de gestos de los representantes de Podemos. Rastas, corbatas, niños lactantes y promesas por imperativo legal han estado más de una semana presentes en los medios a todas horas, a pesar de que en realidad, muchas de estas situaciones ya se habían vivido anteriormente en el Congreso.

Ciertamente, creo que lo único que ha sido novedoso de verdad ha sido la presencia de un parlamentario con rastas, pues ya hace muchos años que hay diputados haciendo discursos poco ortodoxos en las promesas a la Constitución, parlamentarios sin corbata, y hasta diputadas que han llevado a sus hijos a ser amamantados a tal o cual cámara para reivindicar la conciliación familiar.

Entiendo que, estando como estamos siendo amenazados con una nueva recesión mundial, en un momento en que la deuda española está rozando el 100% del PIB, estas cuestiones no deberían llamar la atención a nadie. Pero así ha sido. Y el caso es que no sólo los periodistas adictos a la derecha más rancia se han lanzado a airear lo ocurrido sino que también, desde posiciones cercanas a Podemos, algún personaje ha pretendido seguir dando juego a esto, justificando -como si hubiese algo que justificar- la actitud de estos nuevos diputados que "van a cambiarlo todo". De entre estos últimos propagandistas de lo intrascendente, sin lugar a dudas, quien más me ha llamado la atención en estos días ha sido Jorge Verstrynge, ese antiguo ultraderechista metido a progre, que es invitado continuamente a programas y que ahora ha decidido convertirse en defensor a ultranza de Podemos.

Para cumplir su misión, el polémico contertulio afirmó sin ruborizarse, que la tangana que se ha montado se debe a que en el Congreso no había habido obreros hasta la llegada de Podemos. Tal vez fuese el afán del converso por limpiar su pasado lo que hiciese que Verstrynge se atreviera a decir aquella barbaridad, pero el caso es que precisamente esta es una de las legislaturas con menor presencia de obreros -en el sentido clásico de la palabra- de la historia reciente de España.

Él debería saber que lo que ha dicho no es cierto, pues aunque en el PP no haya habido obreros diputados nunca, cuando Verstrynge era parlamentario de esta formación sí que compartió legislatura con muchos trabajadores como el electricista José Luis Corcuera o el minero comunista Gerardo Iglesias. Antes de eso también habíamos tenido obreros en el Parlamento desde luego - algunos hasta de lo más ilustres como el fresador Marcelino Camacho-, y después también hemos seguido teniendo en España esa sana costumbre de tener a gente corriente en nuestro Congreso, gente como los obreros textiles Francisco Frutos o la recientemente jubilada  Isabel López. ¡Si por tener, hemos tenido hasta jornaleros sin tierra como Antonio Romero o pequeños agricultores como Cayo Lara!

Por supuesto que la bancada de Podemos tiene también a representantes de la clase trabajadora entre sus filas -sin ir más lejos el rasta Alberto Rodríguez es obrero industrial-, pero eso no quiere decir que, como parece sugerir Verstrynge, ahora hayamos  descubierto la pólvora. Sin ir más lejos, a principios del siglo XX ya hubo un parlamentario español que era obrero tipógrafo. Ese obrero y político español se llamaba por cierto Pablo Iglesias, y fue el fundador de la UGT y del PSOE, y no crean, sus padres no le pusieron ese nombre en honor al líder de Podemos.

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