El consejero de Salud, Aquilino Alonso, ha tenido que superar en poco más de un mes las dimisiones de parte de la cúpula de su departamento, enterrar las polémicas fusiones hospitalarias, asumir las resoluciones de un Pleno centrado en su gestión y capear el temporal de las mayores manifestaciones ciudadanas que se recuerdan en Andalucía. Sobre lo último fue claro ayer en los estudios de Ondaluz TV: “Cuando la gente sale a la calle no se equivoca”, deslizó.
Esa presión fue la que logró que la Junta diera marcha atrás en su proyecto de unificar centros y recursos, pero Alonso cree que más que censurar la gestión de su Consejería lo que los usuarios hicieron con sus protestas fue “defender el modelo de sanidad pública y de calidad en el que coincidimos desde el Gobierno andaluz”. El consejero insistió, como ha hecho hasta la saciedad en los dos últimos meses, en que asume “errores” y por eso optó por “escuchar a la gente y dar marcha atrás sin problema”.
No ha habido sin embargo durante toda la crisis en su departamento intención de arrojar la toalla. “Yo sólo pienso en trabajar por y para la sanidad andaluza, y me siento con fuerzas para hacerlo”, destacó. También descartó que se haya sentido durante todo este tiempo “maltratado” por las críticas ciudadanas. Para quien sí guarda reproches es para los partidos de la oposición parlamentaria que han aprovechado el malestar para emprender una campaña de “acoso y derribo” contra un sistema público “en el que no creen.
Un síntoma de ello sería, según Alonso, que el PP haya recurrido la totalidad de la Ley de Sostenibilidad del Sistema Sanitario apenas un día después de respaldar un pacto por la sanidad en el Parlamento. Eso demostraría “que no querían un consenso”.