Ninguno de los dirigentes del PP puede ocultar los enormes traumas que esa formación política tiene como consecuencia del nefasto gobierno de Aznar, que tuvo como consecuencia la pérdida del poder, partiendo de una mayoría absoluta.
Las más importantes son tres: La guerra de Irak, las mentiras del 11M y la financiación fraudulenta del partido.
Si se fijan ustedes, para intentar justificarse en lo de la guerra de Irak, no paran de exigirle al Presidente del Gobierno que diga que lo de Afganistán es una guerra en la que estamos porque Zapatero nos ha metido en ella. Es abracadabrante que quienes fueron los que bajo el mandato de Aznar, y apoyando una resolución de las Naciones Unidas, es decir, legal, estén utilizando las mentiras al uso, que tan bien han demostrado saber utilizar sin el mas mínimo sonrojo, insistiendo ante la opinión pública en decir que Zapatero ha llevado a España a una guerra.
No lo pueden evitar, la salvajada de Irak, en la que murieron cientos de miles de inocentes solo por la megalomanía de Bush y el apoyo incondicional de su camareta Aznar, intentan justificarla por todos los medios. Les da igual que fuera claramente ilegal y basada en enormes mentiras. Tan enormes como masivas. Eso si, cuando se trata de hablar de las torturas de Guantánamo, a las que Aznar dio su apoyo, pasan de puntillas, silban y miran para otro lado.
Otro de los traumas es lo de las mentiras sobre lo acaecido y autores de la matanza del 11M. Se pasaron toda la legislatura anterior intentando demostrar que no habían mentido y, lo que es aun peor, apoyando una especie de Teoría de la Conspiración en la que el PSOE con la complicidad de la Policía, habrían preparado el atentado. Esta claro que tamaña barbaridad y bajeza quedo claramente desmontada por la justicia, por lo que algunos de sus máximos defensores tuvieron que irse de la política y otros relegados a puestos de segunda o tercera.
Pero les ha quedado un enorme trauma, por lo que, si se fijan, observarán como ante cualquier cosa que diga o haga el Gobierno o Zapatero, repiten de forma machacona que es mentira y que son unos mentirosos. Lo hacen tanto que a veces resulta grotesco y produce vergüenza ajena que quienes pretenden gobernar un país se conduzcan de esta manera.
La financiación fraudulenta que se le descubrió al PSOE durante los gobiernos de Felipe González, con los casos de Filesa, Matesa y Time Sport, fue una de las principales armas que utilizaron para ganarle las elecciones. Desde entonces no han cesado en sus ataques sobre este tema.
Ahora, con lo del caso Gürtel, toda su estrategia ha ido en la dirección de pretender demostrar que las finanzas del partido han sido correctas y que la corrupción solo alcanzaba a unos pocos.
La verdad es que nada se ha demostrado todavía de que haya habido una financiación fraudulenta, lo que pasa es que el asunto huele mal, bastante mal. Pocos pueden creerse que estando implicado el jefe de las finanzas del partido, esto no haya ocurrido. Desde luego ha sido inexplicable el apoyo que ha tenido el Tesorero, cuando a otros, por mucho menos, se los quitaron de en medio sobre la marcha