El tiempo en: Málaga
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Andalucía

Vacunas: ¿qué pasa con limpiadoras, cajeros, peluqueros, camareros... no son esenciales?

El Gobierno se olvida de los profesionales que consideró imprescindibles hace ahora un año cuando encerró a la población

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Supermercado. -
  • La estrategia de vacunación actualizada se olvida de ellos cuando el Gobierno les pidió en marzo de 2020 que siguieran al pie del cañón
  • Los taxistas han sido los últimos en exigir ser incluidos en las listas de vacunación de miembros de servicios considerados esenciales

Mientras Andalucía se encamina a los 300.000 vacunados completos contra la Covid (esto es, han recibido las dos dosis pertinentes y pueden considerarse inmunizados), el debate y con él, la polémica, se centra en qué colectivos profesionales son considerados esenciales para recibir el remedio contra la pandemia de forma prioritaria. ¿Es más urgente inmunizar al  personal de educación infantil, educación especial, educación primaria y secundaria y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Emergencias y Fuerzas Armadas que a los cajeros de supermercado, peluqueros, camioneros, taxistas, periodistas, personal de hostelería... por ejemplo? El Gobierno lo deja claro: sí. Es más, el concepto de "trabajador esencial" que fue claramente definido cuando hace un año se encerró a toda la población en casa, se ha omitido casi por completo a la hora de organizar el orden de la vacunación en el país.

La llegada de los viales con la ansiada protección está comenzando a acelerarse tras dos meses de campaña. Es cierto que se esperaba un mayor ritmo de vacunación y que el conflicto con los laboratorios, que no han entregado ni mucho menos todas las dosis a las que se comprometieron, ha propiciado un retraso sobre los planes iniciales, pero el objetivo del Gobierno de tener al 70% de la población vacunada en verano se mantiene. La Estrategia de vacunación COVID-19 diseñada por el Ministerio de Sanidad en diciembre de 2020 expone las pautas que deben seguir las comunidades a la hora de establecer el orden en el que la población será vacunada. Se trata de unas líneas de actuación que, si bien las regula del Gobierno, deben ser las comunidades autónomas las que las lleven a cabo. Y aquí es donde surge el problema, porque la estrategia tiene puntos demasiado ambiguos y abiertos a la interpretación en no pocos aspectos.

El debate está en la calle. Y la polémica se centra en lo que la estrategia denomina como "trabajadores esenciales". Desde el principio, existe un consenso unánime en que personal sanitarios y personas mayores fueran los primeros en ser vacunados. En el caso del gremio sanitario, la razón es más que evidente, son los que están en primerísima línea de batalla desde que hace un año explotara la crisis. En cuanto a la ciudadanía, no hay discusión en que inmunizar a las personas mayores, institucionalizadas o no, porque ha sido el sector poblacional más devastado por la enfermedad. El problema llega cuando en la estrategia no se atreve a definir de una forma clara el concepto de "trabajador esencial". En diciembre, antes de iniciarse la campaña, cuando el Gobierno publicó la estrategia, aún quedaba mucho por definir y las directrices estaban aún por determinar de una forma clara, como puede verse en el primer esbozo del orden de grupos de población a vacunar:

La campaña de vacunación comenzó, todo el país vio las imágenes en los geriátricos de personas mayores y sanitarios siendo vacunados y luego llegó la ralentización por la falta de vacunas y la polémica con la AstraZeneca, que aún sigue coleando, si bien parece cada vez más claro que los mayores podrán también ser inoculados con esta solución.

ACTUALIZACIÓN DE LA ESTRATEGIA... Y DEL PROBLEMA

El pasado 26 de febrero, el Gobierno actualizó la estrategia de vacunación, ya que la de diciembre había quedado desfasada. Y aquí es donde se ha generado la polémica. En el punto 4.2 Grupos de población a vacunar, el Gobierno se atreve, al fin, a destacar cuáles son los considerados como "trabajadores esenciales" y, para indignación de muchos, esta lista prima al personal docente, que no estuvo expuesto en la primera ola ya que toda la educación presencial fue suspendida en el territorio nacional, mientras que se olvida total y absolutamente de quienes se han jugado el pellejo en la primera, segunda y tercera olas de la pandemia, batallando cada día en la trinchera de un trabajo presencial sí o sí.

La vacunación de los grupos 1 (residentes y personal sanitario y sociosanitario que trabaja en centros de mayores y de atención a grandes dependientes) y 2 (personal de primera línea en el ámbito sanitario y sociosanitario), que sí estaban definidos en la primera publicación de la estrategia en diciembre, ya ha sido inoculada con las dos dosis casi al completo. Se esperaba que, conforme avanzara la inmunización en estos dos grupos, el Gobierno aclarara quiénes serían los próximos en recibir la vacuna. Y lo ha hecho, para decepción e indignación de quienes ese mismo Gobierno les pidió en lo más duro de la pandemia que estuviera al pie del cañón.

Vacunación masiva de docentes en el complejo deportivo de la US en Los Bermejales.

Imagen: vacunación del personal docente de la Universidad de Sevilla.

Y es que ni en el grupo 3 (otro personal sanitario y sociosanitario y trabajadores de instituciones penitenciarias), ni en el 4 (personas consideradas como grandes dependientes), ni en el 5 (personas vulnerables por su edad, no residentes de centros de mayores) pero sobre todo en el 6 (colectivos en activo con una función esencial para la sociedad), se incluyen a quienes se les consideró como trabajadores de actividades esenciales durante el confinamiento, hace ahora un año. De esta manera, el grupo 6, enumera la lista de profesiones que tendrán prioridad para recibir la vacuna, como el nombre del propio apartado indica, "colectivos en activo con una función esencial para la sociedad". Estos colectivos son el 6A; Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Emergencias y Fuerzas Armadas. Incluye Guardia Civil, Policía Nacional, Autonómica y Local, Bomberos, técnicos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, profesionales de Protección civil, Emergencias y Fuerzas Armadas; el Grupo 6B; Docentes y personal de educación infantil y educación especial, incluyendo tanto docentes como otros profesionales que atienden al alumnado y el Grupo 6C; Docentes y personal de educación primaria y secundaria, incluyendo tanto docentes como otros profesionales que atienden al alumnado.

Se acabó. A partir de ahí, el Gobierno fija el orden de vacunación por franjas de edad y de forma general entre toda la población, sin tener para nada en cuenta el nivel de exposición al virus que, por su actividad profesional, tengan otros sectores laborales diferentes al del punto 6.

Trabajados de supermercado.

Imagen: un reponedor en un supermercado.

Los últimos en alzar su queja han sido los taxistas, quienes han reclamado a la Junta de Andalucía que les incluya en las listas de vacunación de miembros de servicios considerados esenciales como los empleados de farmacias o el personal docente. Los empleados de este sector, calificado desde el principio como un servicio público esencial, sufren “en primera persona” los efectos de la pandemia debido a que trabajan con un grado de exposición al virus “extremadamente alto” y en las condiciones “más propicias” para el contagio, subraya la misiva. 

Pero el del taxi no es el único sector indignado por el olvido. ¿Qué pasa con los trabajadores de actividades que participan en la cadena de abastecimiento del mercado y en el funcionamiento de los servicios de los centros de producción de bienes y servicios de primera necesidad (alimentos, bebidas, alimentación animal, productos higiénicos, medicamentos, productos sanitarios o cualquier producto necesario para la protección de la salud)? Con los de hostelería y restauración con o sin servicios de entrega a domicilio. ¿Y con el personal de los servicios de transporte, tanto de personas como de mercancías, que se continuaron desarrollando desde la declaración del estado de alarma? ¿Y los servicios y puntos de venta de prensa, medios de comunicación o agencias de noticias de titularidad pública y privada, así como en su impresión o distribución? Todos ellos (cajeros, dependientes, camioneros, repartidores, taxistas, periodistas, peluqueros, limpiadoras...) a los que cuando estalló la crisis del coronavirus en marzo de 2020 y encerraron a la población en sus casas (menos a ellos), ven cómo la estrategia de vacunación ahora no los considera esenciales.

El real decreto que declaró el estado de alarma el 14 de marzo de 2020, que supuso el inicio del cofinamiento y el golpe de bruces con la realidad de la pandemia, sí les pidió entonces el sacrificio de exponerse al virus. Ahora, cuando la solución en forma de vacuna llega, se olvida de ellos.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN