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Sindéresis

Los cobardes

No hay discurso político que arraigue con mayor rapidez que aquel que se dirige a los cobardes.

Publicado: 28/06/2021 ·
20:59
· Actualizado: 28/06/2021 · 20:59
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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No hay discurso político que arraigue con mayor rapidez que aquel que se dirige a los cobardes. Todos podemos serlo en alguna ocasión, y es bien sabido que, si se incendia un edificio, pocos mantendrán la calma para hacer lo que se debe hacer y no pisar o ser pisoteado; lo preocupante es que haya tanta gente que se deje vivir como si el país estuviese en llamas cada noche, cuando al día siguiente no hay ni rastro del humo.

Los iluminados del partido de los cobardes por excelencia, VOX, que recientemente han quitado el podio de lo estrafalario al PP, desempolvan una teoría nazi que dice que la gente de África nos está invadiendo porque los que nacimos aquí tenemos menos hijos que ellos, y que además vienen en edad militar; obsérvese que no dicen que vienen en edad de recoger papas; obsérvese que están intentando que pienses que tenemos un ejército y unos cuerpos de seguridad tan endebles que España podría ser invadida por unos cuantos miles de inmigrantes desperdigados por todo el país, sin armamento, ni ligero ni pesado, ni preparación, solo con su edad, que es muy militar, y los abdominales de ladrillo visto a base de pasar necesidades.

Esta gente habla a los homófobos, que no son pocos, y los intentan convencer de que, si sus hijos no reciben catequismo contra la homosexualidad, podrían volverse homosexuales; ya que no te vamos a quitar la idea de que eso no tiene nada de malo, la homosexualidad, estaría bien que algo de cultura biológica entrase en tu mollera para que entendieses que no solo no es malo, sino que no es contagioso y que, incluso en el alucinado caso de que pudiera ser contagioso, no se contagia a través del verbo. Ni te vas a librar del cáncer porque te limites a decir que a “José le entró una cosa mala”. Esta gente habla a los guarrones y les dice que van a ir a la cárcel porque seguramente serán incapaces de tratar a las mujeres con el mismo respeto con el que les gustaría que los homosexuales los tratasen a ellos. Esta gente dice que vas a meter el coche en el parking y, cuando vuelvas al hospital, un médico comunista habrá eutanasiado a tu padre, enfermo de gripe, y que a poco que te descuides te quitarán a los niños por no obligarlos a vestir con la bandera del arcoíris.

Esta gente quiere que le tengas miedo a las vacunas, pero no a la contaminación por fosfoyesos, CO2 o mercurio. Esta gente ya no sabe ni lo que dice, pero es que tú ya no sabes ni lo que oyes y tienes tal carajal en la cabeza que hace quince minutos habrías matado y muerto por el rey, y hoy crees que es un traidor porque firma indultos. En tu puta cara recortan las noticias del mundo, se quedan con doce, les cambian los titulares, las pegan en una cartulina llena de flechas que conducen a relaciones de ideas extravagantes y te las clavan en la pared de tu cuarto para que el miedo te paralice y no seas capaz de algo diferente a rogar porque venga un caudillo a salvarte en patinete.

Te vas a aburrir esperando a que nos invadan los africanos, eso te lo digo ya, pero cuando venga el jefe a decirte que te tienes que subir al techo sin arnés, cuando vendas el coche y te diga el del banco que solo has pagado intereses, cuando te planten una gasolinera en el jardín de tu infancia y revienten Doñana, al menos, por una vez en tu vida, ten cojones de admitir que lo hicieron porque fuiste un cobarde, porque alguien gritó fuego y corriste a la salida pisando cabezas mientras nos robaban la caja fuerte.

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