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La Diócesis Asidonia-Jerez pide “abundancia de gracia” para sus nuevos diáconos

Julián Benítez y Alejandro González fueron ordenados en la catedral el día de San Juan Bautista con un gran acompañamiento y con toda la solemnidad posible

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Ordenación de diáconos en la catedral de Jerez.

Ordenación de diáconos en la catedral de Jerez.

Ordenación de diáconos en la catedral de Jerez.

Coincidiendo con la festividad de la onomástica de San Juan, en quien dice reside la gracia de Dios, la Iglesia diocesana vivió un día de gozo a propósito de la ordenación diaconal de los jóvenes Julián Benítez y Alejandro González. La solemne liturgia celebrada en la catedral jerezana reunió a familiares, amigos, compañeros y feligreses de Arcos, que así quisieron animarlos en un momento clave de su vida como religiosos. Sería el obispo de la Diócesis Asidonia-Jerez, José Rico Pavés, quien abrió a ambos las puertas al diaconado poniendo de manifiesto que la Iglesia resiste a los tiempos incorporando savia nueva para continuar su misión evangélica. 

Los nuevos diáconos fueron considerados “dignos” por la Iglesia como símbolo protocolario y tuvieron en este sentido que arrodillarse como señal de obediencia y de humildad, la que a partir de ahora deben presidir sus vidas.

Julián Benítez, que recordaría el obispo, nació un 3 de septiembre, día de la festividad de la intercesión de San Gregorio Magno, un papa santo cuyas enseñanzas son esenciales para los sacerdotes. Por ello, monseñor se encomendó a él para que ilumine el camino del nuevo diácono y futuro sacerdote, aprendiendo a servir al pueblo de Dios -dijo-, cuidando el trato con el Señor y aguantando la carga por fuera de aquellos que se lo encomiendan.

El obispo se refirió al curso diocesano que va concluyendo con este “fruto” propio de la vida del seminario cual es la ordenación diaconal de dos de sus hijos.  “Todos los esfuerzos, los compromisos, las tareas, las alegrías y los sinsabores ahora cobran sentido. Nada sucede al azar  para los que han sido elegidos por el Señor”.  Añadió su deseo de que ambos diáconos “sirvan a Dios al estilo de San Juan Bautista” y que sepan ejercer su ministerio como “servidores atentos” para que un día tomen la palabra de Cristo “en los más pobres” y en la administración de los sacramentos.

La larga liturgia, llena de matices, y con un acusado carácter coral, recuperó un acto clave en la vida del seminario que terminaría, como debe ser, con la convivencia de los participantes de la fiesta de la Iglesia.

El acto contó con la asistencia de una representación del Ayuntamiento de Jerez y del recién elegido alcalde de Arcos, Miguel Rodríguez, así como de cofrades arcenses y especialmente de la hermandad de San Antonio, que se volcó acompañando a su hermano Julián Benítez. La cita reunió además a los sacerdotes que ejercen en Arcos y a los arcenses que cumplen misión en otras parroquias. La jornada se despediría con un ágape servido en el seminario jerezano caracterizado por el espíritu de servicio de los propios sacerdotes como les enseñó Santa Marta.

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