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Soy Charlie

"Seamos serios. Seamos Charlie. Trabajemos por una prensa libre. Pero no sólo libre de opinión, sino también libre de los tentáculos de la política, o de los grandes bancos que prestan dinero y exigen en correspondencia que se silencien barbaridades...”

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Claro que lo soy. Soy “Charlie Hebdo”. Y usted. Y ustedes. Y vosotros que amáis una prensa libre. Soy, somos ciudadanos que nos negamos a vivir asustados y a claudicar ante los violentos. Las imágenes que nos llegan de París, que transpiran odio e intransigencia, sólo sirven para que nos ratifiquemos en nuestra condición de hombres y mujeres libres, porque no puede haber sociedad sin libertad, ni libertad sin prensa libre.


Esta conmoción, este dolor y esta rabia que ahora sentimos, será mañana un compromiso aún más fuerte con nuestros valores irrenunciables. Por mucho que nos duela, por mucho que nos aterrorice ver, casi en directo, cómo se asesina a un Policía caído en el suelo, o a un dibujante armado con un lápiz, no van a lograr que la prensa, esa cooperadora necesaria de la libertad, siga anidando cada mañana en los aleros de los kioscos o en las mesas para dos de los cafés del mundo.


Soy Charlie. Somos Charlie. Pero tenemos que ser Charlie siempre, siempre y en todo lugar. Hoy todos los Gobiernos occidentales, desde los bancos azules ministeriales a las asambleas de pueblo, proclaman su amor a la prensa libre. Pero mirémonos por dentro y pensemos cuántas veces, ejerciendo nuestro poder, hemos doblegado a la prensa con nuestro poder económico, o político; cuántas veces le hemos dictado los editoriales con la fuerza y la presión de nuestro dinero. Pensemos cuantas veces hemos dejado de ser Charlie buscando nuestros intereses, amedrentando periodistas, forzando su voluntad con el cerrojo de nuestro egoísmo, de nuestra intransigencia ideológica.


Seamos serios. Seamos Charlie. Trabajemos por una prensa libre. Pero no sólo libre de opinión, sino también libre de los tentáculos de la política, o de los grandes bancos que prestan dinero y exigen en correspondencia que se silencien barbaridades, que se escondan dramas humanos. Seamos Charlie. Que la sangre de estos periodistas y policías que han muerto en París, sea un reguero fértil de tinta libre, de escritura alada. De libertad total. Dejemos a la prensa trabajar en paz, seamos Charlie.

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