La novela de la que procede esta adaptación fue publicada por la editorial “Funambilista” y va ya por la segunda edición. Rafael Sierra se adentra aquí en la figura de Adolf Hitler, uno de los seres más abominables de nuestro sangriento siglo XX.
Próximamente tendremos en las tablas del “Olivares Veas” la obra “Las Cartas de Berlín”, adaptación de la novela “Cartas a Hitler, Berlín 1945”. ¿Nos habla de su novela?
—Si me lo permite vamos a dejar que sea el lector el que adivine si es una ficción o unos documentos reales. Si observa la portada del libro, aparece como autora la misma Eva Braun, y yo como compilador de textos que han sido traducidos por Luís Sánchez Vera. Dejemos que sea el lector quien averigüe si es esto verdad o no. Podemos convenir que es una labor detectivesca a la que invitamos al lector.
Esta novela va ya por su segunda edición, lo que demuestra, además de la calidad literaria de su obra, el interés por el malsano personaje que la protagoniza. ¿Es cierto ese interés?
—Para satisfacción mía, pero sobre todo sorpresa, la primera edición del libro se agotó a los 20 días su salida al mercado. La Editorial Funambulista tuvo que sacar una segunda edición con un número superior al de la primera. Actualmente se está ofreciendo también a distribuidores de Iberoamérica. Parece pues que funciona. En cuanto a su segunda pregunta he de decirle que la figura de Adolf Hitler siempre concita interés. Tanto su vida, como sus ideas, atraen inevitablemente la atención general, ya sea si se abordan desde la novela, la historia, el cine… Por hacer un símil podríamos convenir que acercarse a sus ideas es como asomarse a una profunda y oscura sima. Es precisamente esa sensación de negrura y vacío lo que nos atrae. Es inexplicable un concepto de la existencia como el que propone Adolf Hitler. Más aún; que toda una nación se sumara al mismo de manera fanática, sin dudar de las ideas y de su autor. Inconcebible.
¿Está conforme/contento con la adaptación teatral de su novela?
—Sí, muy contento. Hay que señalar que la obra teatral nace del conjunto de cartas que Eva Braun escribe a Hitler al final de su vida y que se recogen en este libro. Hacer una adaptación de ellas, sintetizando en poco más de una hora la intensidad de las mismas, fue complicado y laborioso. Es gracias a la labor del director teatral y cineasta Luisje Moyano que se pudo hacer.
¿Nos habla de la actriz Marta Urcelay?
—Marta es una gran actriz profesional. Tiene capacidad para desenvolverse en todos los registros dramáticos; ya sea comedia, drama, musical. Tanto en teatro como en cine, TV… Ha sabido muy bien meterse en la piel de Eva Braun y presentarnos un testamento vital en el que, al final de su vida, y a través de cartas que dirige a Adolf Hitler, y que este no leerá jamás, sus más íntimos sentimientos acerca de temas como el amor, la maternidad, el sexo, la guerra, los judíos… En definitiva hace un personaje muy creíble, muy veraz, muy cercano al espectador. Estamos seguros que el viernes día 6 de Mayo el público que asista al Teatro Olivares Veas no saldrá defraudado.
¿No está ya todo dicho sobre Hitler y los nazis?
—No. Aún queda mucho por decir. Tanto el pensamiento como la vida del personaje dan para mucho. En un intento de que me entiendan desearía señalarles que lo importante en este tema no son las batallas, la guerra, su acción política… a pesar de la carga de horror, destrucción y muerte que todo esto conlleva. Lo que es verdaderamente importante es la base de su pensamiento filosófico en la que descansan sus ideas. Una nueva visión de la existencia no por cruel menos lógica. Y con esto quisiera señalar el error que tan a menudo se comete de tratar al dictador alemán bajo el prisma de la locura. Nada más erróneo.
Hitler, Stalin y unos cuantos más ensangrentaron el siglo XX. ¿Cree usted que en el XXI pueden reaparecer estos asesinos en serie, evidentemente con otros nombres y distintas, o no, ideologías?
—Tanto Hitler, como Stalin, Mao u otros dictadores, comparten una naturaleza común con usted, conmigo o con quien esté ahora leyéndonos… Usted, yo, nuestro lector, compartimos la misma naturaleza humana, el mismo deseo de asomarse a esa negra y profunda sima que puede llegar a atraernos tanto…Y de dar el salto a su interior.
