A finales del pasado año veía la luz la asociación Nuevo Caminar, la cual ya se ocupa de la población arcense y serrana con problemas de salud mental, completando así el servicio profesional que en este sentido ofrece el SAS a través de su Unidad de Salud Mental en la Sierra, ubicada en Villamartín. De hecho, este servicio de la Junta está integrado dentro de la oferta de Nuevo Caminar. Su primera presidenta es la arcense Charo Chamizo, una mujer joven pero valiente, sensible con los problemas de salud mental del prójimo y con una experiencia anterior muy importante en el tejido asociativo local.
Charo, Nuevo Caminar, dos palabras que en sí encierran mucho de ilusión, de proyecto de vida...
—El nombre en sí, para mí y todos los que formamos la asociación, dice mucho. Es un caminar que comenzó hace dos meses, será largo, pero con paso firme y sólido. Mucho trabajo por delante, pero con mucha ilusión, mucho cariño y mucho amor.
¿Qué te motivó en el terreno personal para formar parte del proyecto?
—El proyecto nació en la Unidad de Salud Mental en Villamartín con mi compañera María Fernández. Siempre he estado vinculada al tema del voluntariado, pues disfruto ayudando a los demás. Entre una cosa y otra, me he encontrado en la presidencia de la asociación. El motivo es ese, me encanta ayudar a los demás.
Ya existía en la Sierra esa Unidad de Salud Mental en Villamartín. Allí se dispensa un servicio profesional desde el punto de vista sanitario, pero quizás los usuarios necesitaban un servicio más personalizado...
—Es de recibo que estas personas tengan una atención cercana y personal. Ahora trabajamos con personas que nos derivan, porque nuestro trabajo va de la mano con el equipo de Salud Mental. Una vez que las personas están recuperadas o en fase de ello, el paso siguiente es un punto y seguido en sus vidas. La Sierra siempre ha estado abandonada en estos temas. Estas personas con problemas de salud mental siempre nos dicen a mí y a los once voluntarios que sus vidas eran del sofá a la cama, vidas sin perspectivas. Personas que no levantaban la cara del suelo, que no reían, que no tenían autoestima... Así que a raíz de los cursos y talleres que impartimos en la asociación, están comenzando una nueva vida después de un paréntesis. A estas personas hay que tratarlas como tal, como personas. El Ayuntamiento de Arcos nos abrió las puertas desde el primer minuto y nuestra idea es extendernos hacia el resto de la Sierra.
El temas nos es más cercano de lo que puede parecer. En cualquier familia puede darse el caso de un miembro con problemas de salud mental. ¿Cuál debe ser la actitud de las familias?
—Lo más importante siempre es el apoyo, nunca dejarlo de lado o como algo que no tiene remedio, dejarlo en casa... Entonces, el primer paso debe ser ir al médico y el segundo ir al equipo de Salud Mental.
¿Estáis viendo que los malos hábitos de la sociedad (drogadicción, alcoholismo, estrés..) derivan en casos de salud mental?
—A cualquiera nos puede tocar, y entonces no querremos que nos traten como a personas diferentes. Hay que ponerse en la piel del otro.
En otoño pasado registrasteis la asociación. En muy poco tiempo habéis logrado un gran equipo...
—Arcos nos ha prestado un gran apoyo desde el principio, desde la prensa hasta las instituciones y los ciudadanos. No apostaba por Arcos, la verdad, pero ha demostrado una gran afinidad con el proyecto. De hecho, contamos ya con casi 80 socios que no pagan cuota, sino que el que quiere puede aportar algo voluntariamente.
Vuestra referencia física es la Casa de la Juventud ‘Antonio Hernández’, en la calle Picasso, donde tenéis la sede...
—Desde un principio la delegada de Participación Ciudadana, Saray Soria, se preocupó por nuestro proyecto y nos brindó las instalaciones, que están llenas de luz, de colorido...; un ambiente ideal para el trabajo que realizamos.
¿Con qué personal contáis para prestar servicio?
—El equipo de Salud Mental de Villamartín con sus médicos, psicólogos, enfermeros psiquiatras, trabajadores sociales... y la técnico trabajadora social, María Fernández. Impartimos casi doce talleres. En el momento en que tengamos financiación, queremos contratar a otros especialistas y aumentar el número de talleres.
¿De momento, cómo os financiáis?
—Con mucho cariño y mucho amor. Es lo único que puedo decir.
Os reunís varios días a la semana...
—Nos reunimos los lunes, miércoles y viernes, de 10.00 a 14.00 horas. Entran en las instalaciones, nos saludamos, nos damos un beso, un abrazo... Disfrutamos de los talleres porque las actividades son muy interesantes: pintura, teatro, música, deporte, baile, inglés, actividades cognitivas, memoria, excursiones, manualidades, etc. El voluntariado no tiene por qué impartir una actividad, sino ser también de apoyo porque el grupo es cada vez más grande. A lo mejor el monitor que imparte inglés requiere alguna ayuda...
¿Cuando terminan los talleres diarios sigue la relación? ¿Se establecen vínculos afectivos con estas personas con problemas de salud mental?
—Son reuniones abiertas, van familiares, amigos... Esas personas van tomando autoestima y comienzan a ir a la peluquería, a cuidar la ropa, su imagen... Curiosamente, muchos de los usuarios nos han echado de menos durante las fiestas navideñas porque no hubo talleres.
Hace unas semanas celebrasteis un torneo benéfico de fútbol base que contó con un gran apoyo social. Una forma de dar a conocer la asociación, ¿qué tal la experiencia?
—Genial. Desde aquí doy las gracias a los padres que trabajaron duramente todo el día. Detrás hay un trabajo grande, pues el torneo se fue preparando durante dos meses para contar con varios equipos, montar la barra... De la asociación acudieron casi 40 personas y económicamente nos ha venido muy bien. Muchas de esas personas nunca habían pisado un campo de fútbol.
¿Y los proyectos para el nuevo año?
—No quiero adelantar nada, pero haberlos los hay. En primavera hablaremos.
La asociación nace en Arcos y la Sierra, pero tengo entendido que os habéis dado de alta a nivel nacional. ¿Por qué?
—Porque es bueno compartir el proyecto con asociaciones de fuera que también nos puedan aportar y enseñar algo nuevo. Estamos todo el día conectados por las redes sociales. Mi madre me dice que me va a tirar el móvil...
Ha sido un placer. Gracias y mucha suerte.
—Aprovecho para invitar a los arcenses a que se sumen a este proyecto. Merece la pena.