Esta noche ha trascendido el fallecimiento del arcense Lorenzo Perdigones, jefe del servicio de Arqueología de la Junta de Andalucía en Cádiz durante casi tres décadas. Impulsor de la recuperación de los yacimientos de Carissa Aurelia, entre Espera y Bornos, o de la restauración del castillo árabe de Fatetar, por citar algunas de las actuaciones más relevantes en las que tomó partido, también fue una figura clave en la transición hacia la democracia en su ciudad natal. Llegó a ser teniente de Alcalde en el Ayuntamiento de la mano del Partido Comunista en el que militó durante años, cuando ser de izquierdas era un peligro para la integridad.
Desde hace unos años estaba aquejado de un cáncer que se ha cobrado su vida en plena crisis del coronavirus, que sin duda ha sido su última y terrible experiencia personal.
El pasado 28 de febrero, casi como un presagio, recibió de manos del alcalde de Arcos la medalla de la ciudad en la gala institucional donde cada año se reconocen a empresas, vecinos y colectivos que contribuyen, o ya lo han hecho, al desarrollo de la ciudad.
En sus raíces, Lorenzo Perdigones Moreno fue un niño del Barrio Bajo criado en el seno de una familia de panaderos. Sus inquietudes profesionales como licenciado en Filosofía y Letras, y posteriormente políticas, le condujeron a ser uno de los arcenses más populares de su tiempo. Su trabajo como arqueólogo le ha conferido gran prestigio y un gran conocimiento sobre el patrimonio de nuestra tierra.
Sus últimas palabras en público fueron para su también amigo y exalcalde Jesús Ruiz, con quien trabajó codo con codo por el desarrollo de su ciudad. Era el Día de la Andalucía que tanto amaba. Su emocionado abrazo con el alcalde de Arcos, Isidoro Gambín, fue su última imagen pública. Descanse en paz.
El poeta y amigo Pedro Sevilla acaba de escribir unas palabras de cariño hacia Lorenzo Perdigones en su ida: "Coger el ordenador temblando, con un nudo en la garganta pero consciente de que lo único que puedo hacer por el amigo muerto es escribir esta nota de urgencia, esta prosa nocturna y miedosa. Escribir y rezar por él, por su alma grande. La noticia anda ya en los wasapp, emitida por el Ayuntamiento: Ha muerto Lorenzo Perdigones.
Ha muerto Lorenzo Perdigones y uno echa la vista atrás, cuarenta años atrás, cuando Lorenzo era un joven impetuoso, enrabietado por la injusticia, que querías arreglar el mundo, empezando por Arcos, desde las siglas del Partido Comunista de España. Eran tiempos difíciles, crudos, peligrosos, y un grupo de hombres, un grupo de arcenses, dieron un paso al frente para hacerse cargo de este pueblo nuestro ante el esperanzador periodo democrático que llegaba. Uno de esos hombres fue Lorenzo Perdigones. Desde sus siglas, hermanadas entonces con las del PSOE, con su amigo Jesús Ruiz a la cabeza de la Alcaldía, emprendieron, ellos y sus respectivos grupos de hombres buenos, la tarea de modernizar Arcos.
Cumplieron todos, pero ya se sabe que la Historia, también la pequeña Historia de los pueblos, exige concreción, y de todo aquel empeño colectivo sobresalen los nombres de los dos dirigentes, Jesús y Lorenzo.
Lorenzo se nos ha ido pero queda su ejemplo, su amor por la justicia, por la arqueología, otra de sus grandes pasiones que lo llevó a cargos técnicos importantes. Se nos ha ido pero se queda paras siempre en el corazón y la memoria de todos los que le quisimos y admiramos su valentía juvenil, su sensatez adulta y su firmeza para encarar la enfermedad y el dolor".
Una de las últimas veces que nos vimos fue bajando una escalera. Esa escalera, la del Ayuntamiento concretamente, es hoy una metáfora de la vida. Sí. La vida es, entre otras cosas, bajar la escalera del tiempo, de los años, con un amigo al lado. Y ese amigo fue Lorenzo Perdigones, que en paz descanse siempre".