Si había alguien capaz de conseguirlo, ese era él. Llega a las librerías Polvo eres.
Tras sus dos grandes éxitos, primero con Estandarte Amatista y más tarde con Raíces, una historia y 60 plantas que curan, y después de que sus obras arrasaran en Latinoamérica, David Chamorro L. quería tomarse un tiempo para descansar y poner los pies sobre la tierra. Sin embargo, parece que no lo tendrá tan fácil. Durante su trabajo en Raíces, investigó no solo sobre las plantas, sino también sobre el uso antropológico de los minerales en diversas culturas desde la antigüedad. El autor se preguntaba por qué distintas civilizaciones, separadas por tiempo y distancia, habían dado los mismos usos a ciertas piedras. Así que se puso manos a la obra y plasmó en una nueva obra diez años de estudios. Su último libro, Polvo eres. Leyendas, ritos tradicionales y 60 piedras de poder, iba a ser publicado inicialmente como un ensayo, destinado a pasar desapercibido y enfocado exclusivamente en la divulgación científica. Sin embargo, los editores, al ver el trabajo, se frotaron las manos, conscientes de que tenían ante sí otra avis rara de Chamorro, que podría convertirse en un nuevo éxito de ventas, como efectivamente ha sido en poco tiempo.
Si había alguien capaz de lograrlo, es decir, publicar un ensayo y convertirlo en un best seller, ese era el autor barbateño. Todo en él es diferente a lo ya visto: un constante soplo de aire fresco. En esta nueva obra, huye de los estereotipos de un esoterismo rancio y sin fundamento, pero también evita presentaciones tediosas plagadas de referencias científicas que podrían desanimar al público general. Desde un enfoque siempre histórico y antropológico, el autor elige un camino intermedio y desvela misterios guardados desde los albores de la humanidad, comportamientos replicados desde tiempos remotos para los cuales, en ocasiones, no existían explicaciones lógicas. Además, rescata del olvido leyendas de la Edad Antigua, legajos medievales y ritos modernos que han contribuido a moldear las estructuras mentales de nuestros antepasados.
En Polvo eres, Chamorro adopta un enfoque analítico y diferente a todo lo visto anteriormente, reflejando su singularidad como autor. Siempre va a contracorriente, alejándose de los grandes medios de comunicación y poniendo su obra por encima de su figura pública. En una época en la que la parafernalia, el postureo y el afán económico parecen primar, Chamorro parece haber salido de otra era. Hoy en día, muchos escritores buscan llamar la atención a toda costa para vender unos cuantos ejemplares más, explotando indiscriminadamente las redes sociales hasta rozar el ridículo, mientras relegan la bibliografía al olvido y se limitan a citar fuentes de internet. David Chamorro L., en cambio, recorre un camino distinto. No suele aparecer en grandes ferias literarias, aunque cada año está invitado; prefiere acudir a pequeñas ferias en humildes pueblos, las cuales parecen encantarle. No anuncia sus participaciones en firmas, y en ocasiones, el público se entera a posteriori. Tampoco anticipa el lanzamiento de sus obras; es cuando vemos sus libros en el top 10 de los más vendidos cuando descubrimos su existencia, como ha ocurrido con su última publicación.
Chamorro busca sus fuentes en persona. Con maleta en mano y su familia incluida, recorre Europa y otros lugares para investigar in situ lo que luego plasmará en sus obras. Su presencia en redes sociales es casi inexistente: no lo busquéis; solo tiene Facebook, y eso porque la editorial lo obligó. No se presenta a premios literarios, recordando que, en el mundo de las letras como en otras artes, para recibir un galardón hay que inscribirse previamente, por mucho que algunos pretendan mostrar sorpresa al recibirlo.
Polvo eres. Leyendas, ritos tradicionales y 60 piedras de poder ha circulado rápidamente entre los amantes del esoterismo, geólogos, historiadores, antropólogos y el público general. Y es que, a sabiendas de repetirnos —como influencers cansinos detrás de un like, algo que David Chamorro L. parece desconocer en plena era digital—, si había alguien capaz de convertir un ensayo en un éxito, ese era él.
