Con en torno a 130.000 buques desfilando cada año por el Estrecho de Gibraltar, la lista de incidentes es interminable. Entre 1995 y 2005 se contaron dos decenas; desde entonces, otra media docena provocó igualmente vertidos que obligaron a las administraciones de ambos lados de la Verja a emplearse a fondo para devolver al litoral su mejor aspecto. A principios de 2007, el buque de bandera panameña Sierra Nava encalló y tiñó de negro la playa de El Chinarral, en la Bahía de Algeciras. El 12 de agosto de ese mismo año, el New Flame, cargado con 42.000 toneladas de chatarra, colisionó con el petrolero Torm Gertrud, al sureste de Punta Europa; se recogieron toneladas de chapapote, con especial incidencia en Getares y El Rinconcillo. En octubre de 2008, la embarcación Tawe embarrancó en Punta San García y manchó con sus combustible unos 300 ó 400 metros de la playa de El Chinarral; mientras que el Fedra se partió en dos tras chochar contra una roca y partirse en dos, liberando al mar la mitad del fuel de sus tanques, unas 150 toneladas.
El Ropax 1, que topó con la monoboya de Cepsa en aguas del Estrecho, o, más recientemente, el OS 35, que permaneció casi un año hundido tras colisionar con el buque gasero Adam LNG, integran del mismo modo la nómina de buques que encendieron todas las alarmas en el Campo de Gibraltar tras sufrir algún tipo de percance en las cercanías del litoral de la comarca.
Estos antecedentes explican la preocupación despertada por la alerta ante el vertido de hidrocarburo durante el suministro del Gas Venus en el fondeadero de Poniente de la colonia británica. Las autoridades gibraltareñas han detallado de forma pormenorizada el dispositivo de emergencia dispuesto una vez constituido un Grupo de Coordinación Estratégica. La Capitanía Marítima aclaró que el petróleo derramado, entre 1.000 y 2.000 litros, era fuel oil de muy bajo contenido en azufre y se concentró en las zonas de Camp Bay, Rosia Bay, Little Bay y Seven Sisters. No obstante, la Autoridad Portuaria de Gibraltar desplegó ocho lanchas e hizo frente al velo flotante, mientras que se llevaba a cabo la limpieza de la orilla durante la marea baja, alargando durante este fin de semana los trabajos. Las playas de Camp Bay y Little Bay se abrieron al baño este viernes y, aunque el Gobierno de la Colonia reconoció que “se tardarán varias semanas en cuantificar el impacto ambiental, no se detectaron aves marinas contaminadas. No obstante, la Dirección de Salud Pública pidió a la población evitar el consumo de pescado y marisco capturado localmente y que se evitar la pesca en la costa y la Bahía. El accidente obligó a suspender desde la mañana del martes las operaciones en el Puerto de Gibraltar, que se reanudaron parcialmente en la tarde del jueves, y el capitán del buque, un hombre de 56 años, fue detenido, mientras que la Policía Real de Gibraltar buscaba a una persona que hable coreano e inglés para colaborar en una investigación en curso relacionada con este vertido.
Sin embargo, la diligencia institucional no ha evitado reabrir la polémica en torno a las maniobras de bunkering (trasvase de combustible). Antonio Muñoz, portavoz de Verdemar-Ecologistas en Acción, cifra entre 5 y 7 millones las toneladas de combustible al año en El Estrecho, la mayor parte de ellas, contabilizadas en El Peñón, donde es más barato, y advierte: “Las medidas se seguridad no son las convenientes” en Gibraltar.
Muñoz apunta, al respecto, que la Colonia incumple el convenio Marpol de la Organización Marítima Internacional (OIM) para la prevención de la contaminación del medio marino, y no realiza controles exhaustivos a los buques que suministran. En el Puerto de Algeciras, recuerda, estos cuentan con doble casco y doble hélice para evitar incidentes. Además, en conversación telefónica con INFORMACIÓN, el portavoz del grupo conservacionista denuncia que las gabarras no disponen de suficiente personal para llevar a cabo las operaciones de repostaje.
Al respecto, la Autoridad Portuaria de Gibraltar se limita a subrayar que el bunkering es una actividad reglada, que se realiza conforme a la ley. Y las fuentes consultadas remarcan coinciden con el Gobierno de España en remarcar que, desde hace años, no existen buques fondeados permanentemente que surtan de repostaje a otros, sino que se hace por medio de gabarras, con una capacidad mucho menor de almacenaje, como en otras muchas zonas del mundo como Singapur, Malta o Panamá. Asimismo, apuntan que, en el principio de acuerdo entre España y el Reino Unido sobre Gibraltar, alcanzado el 31 de diciembre de 2020, que debe servir de base para la conclusión de un acuerdo definitivo, se prevé que el Reino Unido no adopte o mantenga en Gibraltar ninguna medida que debilite o reduzca los niveles de protección medioambiental establecidos en la Unión Europea (UE); al contrario, la voluntad es continuar y reforzar la cooperación en este sentido.
Pendientes de que dicho pacto se sustancie, dado que las negociaciones están paralizadas, las autoridades gibraltareñas se afanan en eludir la polémica y tratan de sacudirse el estigma. Muñoz, sin embargo, duda: “Siempre estamos en las mismas”.