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El éxito de una operación de corazón durante la gestación

Dos años después de la intervención, Carmelo demuestra que su desarrollo es satisfactorio.

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Con sólo 22 semanas de gestación fue intervenido del corazón, nació gracias a esa operación con ambos ventrículos funcionando, y ayer, dos años después, Carmelo “compareció” ante los medios de comunicación para demostrar que la técnica usada fue exitosa y que su estado clínico y desarrollo son satisfactorios.

El Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid presentó ayer a Carmelo Castro, el primer bebé nacido con circulación biventricular tras ser una valvuloplastia, una operación para solucionar el estrechamiento severo que sufría su válvula aorta y que ponía en riesgo su vida.

En la vigésima semana de embarazo, los médicos que atendían a su madre en Sevilla diagnosticaron por ecografía una estenosis o estrechamiento valvular, una cardiopatía congénita que provocaba que una de las válvulas del corazón de Carmelo estuviese prácticamente cerrada y que impedía el desarrollo correcto de su ventrículo izquierdo, encargado de impulsar la sangre oxigenada al organismo.

Este trastorno, que afecta a nueve de cada mil bebés nacidos vivos, puede conllevar riesgos de “extrema gravedad”, e incluso la muerte si no se lleva a cabo un seguimiento y, en el caso de Carmelo, se interviene a tiempo, según explicó en una rueda de prensa los especialistas que han intervenido en todo el proceso.

En agosto de 2009 y ya en Madrid, los doctores del Hospital 12 de Octubre decidieron realizar una valvuloplastia en el ventrículo izquierdo del corazón, para mejorar la circulación de la sangre, evitar lesiones secundarias que se podrían producir en el sistema nervioso o en el pulmón, y aumentar las posibilidades de que el embarazo llegase a buen término.

“Es un procedimiento único en medicina, con una duración de una hora, que se lleva a cabo sobre lesiones que anatómicamente son sencillas pero que conducen a otras de extrema gravedad”, explicó el responsable de la Unidad de Medicina Fetal del servicio de Obstetricia y Ginecología del hospital, Alberto Galindo.

En el momento de la operación, María del Mar estaba embarazada de 22 semanas, el feto pesaba 500 gramos y el diámetro de su corazón medía 35 milímetros, el equivalente a una moneda de un euro.

Tras anestesiar por completo al feto y sólo localmente a la madre, el equipo médico insertó una aguja a través del abdomen materno hasta alcanzar el corazón del pequeño, y por ella insertaron una guía y un balón de aire.

El momento crítico de la intervención llegó cuando hubo que inflar repetidamente y de forma intermitente este balón, con el fin de garantizar que la válvula del corazón quedase abierta.

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