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Pagan 30 euros para que hagan cola por ellos en la taquilla del Teatro Falla

Jóvenes hacen noche aguantando el duro temporal de viento y agua y llaman al ‘cliente’ al que le guardan el sitio cuando abre la taquilla para cambiarse

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  • La cola del Falla en la noche del sábado

Asistir a una función para ver a la agrupación deseada en el Falla tiene un precio, el de la entrada, pero también lo tiene el no tener que aguardar horas y horas de cola esperando a que la taquilla abra.

No sólo se revenden las entradas, también se comercia por un sitio privilegiado cuando el papel comience a venderse en la ventanilla.

La noche del sábado será recordada durante bastante tiempo por el fuerte temporal que azotó la ciudad causando numerosos desperfectos y más de 200 salidas de los bomberos. Desde luego, no era una noche para estar en la calle. Sin embargo, en los alrededores del Teatro Falla podía verse una curiosa imagen que parecía protagonizada por la plataforma del 15M. Pero quienes allí acampaban pese a las duras condiciones no reivindicaban nada más que una entrada en la siguiente fase del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas.


Poco a poco, en la noche del sábado, fueron llegando cada vez más personas formando una cola que fue aumentando notablemente conforme pasaban las horas. Dentro, en el Falla, resonaban las coplas de las agrupaciones. Fuera sólo se escuchaba el fortísimo viento golpeando los plásticos que servían de improvisadas jaimas a quienes se refugiaban en su interior. Aguantando frío y agua, sentados en sillas de playa, con mantas, termos de café y todo lo que ayudara a hacer la noche más apacible, allí pasaron la madrugada estoicamente los integrantes de la cola.

30 euros

Grande, grandísima es la afición de quienes pasan por esto para ver a su artista favorito. Claro que hay otros que aguantan este trance por puro interés pecuniario. “Yo estoy aquí por Juan Carlos Aragón”, afirmaba a VIVA CÁDIZ un joven que estaba en la cola con unos amigos. Pero las entradas no eran para ellos. Eran para alguien que pagaría “30 euros por el sitio en la cola”, de tal forma que cuando la taquilla se abre, se les llama por teléfono, llegan los interesados en las entradas y los jóvenes, cumplida la misión, se marchan con dinerito fresco. Amor por las coplas o fanatismo por algún autor, da igual, la picaresca está presente y muchos siempre encuentran formas de lograr lo que quieren sin tener que pasar por molestias de la espera. Y es que el tamaño de dicha cola fue tal que acabó dando la vuelta al templo carnavalesco gaditano. Se tuvo que modificar la disposición de las vallas que protegen a las unidades móviles y delimitan las entradas por la puerta de por la que acceden las agrupaciones y también por la que entra la prensa.

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