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El Ayuntamiento les niega poner una tienda para iniciar una huelga de hambre

Un colectivo de artesanos, desesperados y al borde de la miseria "más absoluta", lamenta que el alcalde, J. M. González, Kichi, defienda el derecho a huelga "pero cuando no es contra el Consistorio". Y es que quieren iniciar una huelga de hambre para poder regularizar su situación laboral

  • Protesta ante el Ayuntamiento -

Esta semana hemos vuelto a hablar con Fabio y Anna, portavoces de “un pequeño colectivo de artesanos y pintores que tienen sus puestos en la Iglesia Santiago y que desde hace seis meses queremos regularizar nuestra situación, es decir, pagar autónomos, darnos de alta en la Seguridad Social, pagar los impuestos y las tasas para no hacer competencia desleal al comercio local y trabajar como cualquier persona en una ciudad que es la capital del paro, es decir, buscar nuestro propio trabajo pero que esté regularizado”.

Cuando pidieron regularizar su situación, “recibimos la promesa de la concejal de Comercio, Laura Jiménez, del concejal de Vía Pública, David Navarro, del alcalde, José María González, como también nos lo prometió el Jefe del Gabinete de Alcaldía, el señor Barcia”, relata Fabio.Eso fue en julio. Desde entonces “la respuesta siempre ha sido negativa… nos dijeron sí, sí, sí, pero en la última reunión en enero nos dijeron que no, e incluso nos ofrecen falsas soluciones que van en contra de muchos compañeros, porque nos quieren colar en una lista de espera en el Mercado de Libertad”.

Ante la falta de respuesta del Ayuntamiento, “nos pusimos en contacto con el Defensor del Pueblo Andaluz en septiembre del pasado año, el cual indagó en el Consistorio para saber qué pasa pero no le comunican nada, tal y como me respondió en una carta con fecha de enero del presente año”, cuya copia está en posesión de este medio. “Después de tres meses preguntando, tampoco obtiene respuesta el Defensor del Pueblo Andaluz”, se lamenta Fabio.

Tras ese silencio y tras las negativas del equipo de Gobierno, confiesa que “estamos desesperados, tenemos hijos, y ya estamos en impago del alquiler y en cualquier momento nos echan a la calle… y todo porque no podemos regularizar nuestro trabajo”. Por eso, “ante tanta desesperación y para que alguien nos escuche nos planteamos hacer una huelga de hambre como un grito desesperado”.

Y para llevar a cabo esa huelga de hambre, ese grito desesperado, “solicitamos al Ayuntamiento, concretamente al concejal de Vía Pública, que nos dejara instalar una pequeña tienda de campaña para no hacer la huelga de hambre a la intemperie, sino en condiciones mínimas de humanidad, pero sin embargo a esa petición sí que contestaron rápido para decirnos que no podían atender nuestra solicitud porque era un uso impropio de la vía pública”,  algo que choca bastante a esta pareja que recuerda que en las redes sociales, esta misma semana, el alcalde, José María González, decía, literalmente, que “Protestar y defender nuestros derechos jamás puede ser delito. Hoy, yo también soy uno de ‪#‎Los8deAirbus‬”.

“No nos dejan ni siquiera morirnos de hambre con dignidad, pero pienso que creo que es mejor así porque con este Ayuntamiento nos dejaría morir de hambre sin que se les caiga un pelo”, indica Fabio con cierta ironía, claro está.

Sobre su forma de subsistencia actualmente, indican que “hemos salido estos carnavales a vender algo, pero con mucho miedo porque hemos visto a la ‘secreta’ por ahí, requisando a nuestro alrededor, y claro lo dejamos y estamos malviviendo con la bolsa de Cáritas porque ya no sabemos qué hacer”.

“No pedimos favores, no queremos ningún subsidio, ni una casa, ni que nos inventen un trabajo, nada de nada, sólo que nos permitan hacer lo que llevamos haciendo toda la vida, desde los tiempos de Teófila estamos trabajando, y es que contamos con el apoyo de los vecinos y los comerciantes de la zona, pero a esta administración se le ha metido en la cabeza que no y que no, por una cuestión de prestigio, por una cuestión de decir que somos los que mandamos aquí y se hace lo que nosotros queremos, a pesar de que eso condene a tres familias a la miseria más absoluta, al hambre, al desahucio o al suicidio”. Y es que Fabio habla en nombre de tres familias, “antes éramos siete familias, pero ya quedamos solo tres”, especifica para concluir.

La situación es tan desesperada, que Anna, ucraniana de nacimiento pero con dos hijos gaditanos, nos confiesa que se está pensando en volver a su país donde tiene una casa, “pero no quiero porque eso significará un choque muy grande para ellos, que tienen 13 y 16 años, no saben el idioma y el país está en guerra real”. Además, en dos años, su hijo de 16 tendría que alistarse de forma obligatoria al Servicio Militar, “lo que significa que le dan un AK-47 y lo mandan al frente del tirón para que luche contra las milicias pro-rusas”. Es decir, un panorama que hace que le tiemble el alma a cualquier madre.

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