La semana pasada la Junta de Personal Docente no Universitario, en su denuncia ante la Inspección de Trabajo por las irregularidades con las que arrancaba el curso, destacaba las condiciones especiales de los conservatorios. Lamentaban que el alumnado de Coro del Real Conservatorio de Música Manuel de Falla se encontraba en una situación muy complicada al no poder mantener la distancia de seguridad en sus clases. Hace unos días, el periódico El País publicaba una noticia en la que se alarmaba del peligro de cantar en interiores en tiempos de covid. Y es que un brote en la localidad catalana de Sallent, con 30 contagiados, ha evidenciado el riesgo que suponen coros y karaokes por la propagación del virus en el aire al alzar la voz en locales mal ventilados.
Estos datos evidencian, más aún si cabe, que la suspensión del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) del próximo año ha sido una decisión acertada. Y es que las agrupaciones se encontrarían ante las mismas dificultades para mantener la distancia de seguridad que los grupos en el conservatorio. Y ni siquiera consiguiendo mantener esa distancia se evitaría la propagación enun espacio cerrado. Según expone el texto de El País, “alzar la voz provoca que expulsemos más partículas potencialmente contagiosas. Algunas de estas partículas caen de inmediato, frente al cantante, antes de cruzar la barrera de los dos metros. Pero muchas otras, más finas, permanecen en suspensión. Estos aerosoles se acumulan si no corre el aire y terminan provocando el contagio si otra persona pasa suficiente tiempo entre estas partículas contagiosas que flotan por la estancia cerrada”.
Por lo tanto, la propuesta que se llevará a la próxima mesa de trabajo de la Junta Ejecutiva del Patronato del COAC, donde se estudiará el rediseño de las bases y se analizarán las posibilidades de celebración de festivales, galas o certámenes carnavalescos a lo largo del año 2021, tendría que tener estos datos en cuenta a la hora de pensar en los espacios.