José Fernández Torres, el guitarrista almeriense conocido como Tomatito, se ríe cuando se le pregunta por los tiempos que vivimos y afirma irónicamente: "Corren tiempos muy flamencos, pero el flamenco siempre estuvo en crisis".
Tomatito tiene un halo de tranquilidad que transmite a las personas que tiene a su alrededor, que en la mañana de hoy han sido decenas, algunas de ellas admiradores irredentos y otras alumnos que han participado en la clase maestra que este guitarrista autodidacta ha impartido en el marco del XXIII Festival de la Guitarra de Córdoba.
Apenas ha tenido tiempo para disfrutar de la ciudad, puesto que llegó ayer, ofreció un concierto ante un Gran Teatro lleno hasta la bandera y muy entregado a su arte, y hoy ha dedicado la mañana a enseñar parte de su arte a una treintena de alumnos nacionales e internacionales.
En una entrevista con Efe, Tomatito ha explicado que se lo pasa muy bien cuando tiene la oportunidad de dar clases o enseñar, sobre todo porque sus alumnos suelen ser, como él, entusiastas de la guitarra, o aficionados al flamenco.
Por eso mismo intenta un método más interactivo, y atiende a lo que le van pidiendo los alumnos, que a veces se interesan por la parte rítmica o técnica, y otras por las experiencias personales y musicales que ha vivido el maestro mientras grababa alguno de los discos que lo han colocado en el olimpo de los guitarristas mundiales.
Tomatito, que ha venido a Córdoba a presentar su último disco, un "Soy Flamenco" que parece toda una declaración de intenciones, explica que en una clase maestra lo que no se puede enseñar es el sentimiento.
"Pero se puede mostrar, y también se puede motivar al oyente. Eso también tiene su punto", apostilla el guitarrista, que a continuación explica que él fue autodidacta porque en su época "es lo que había".
No obstante, reconoce que ha tenido algún que otro maestro, y entre ellos cita a Paco de Lucía y a Camarón de la Isla, de quienes aprendió a partir de verlos y convivir con ellos, y que precisamente son los dos invitados más relevantes de su último disco.
"Se te pegan cosas que después tu sin querer las utilizas", asegura el artista almeriense, que llevaba tres años sin grabar un disco.
Precisamente, sobre la inclusión de estos dos "maestros" en "Soy Flamenco", especifica que no es aleatoria, sino "una cuestión de afición y de que estemos los tres juntos, como si fuera un disco de Camarón".
Ha sido la última grabación de un artista que ha trabajado con algunos de los más grandes músicos de las últimas décadas, y que, de todas las lecciones que ha aprendido, se queda con las vitales, por encima de las musicales.
A este respecto, ha manifestado: "Sin duda. La vida te enseña mucho, luego tu puedes preocuparte por la guitarra, y eso es tu problema, pero eso te enseña sí o sí".
Lecciones que han tenido un particular reflejo en su música y en su último disco, que él mismo definía como la plasmación de sus experiencias vividas dentro y fuera del ámbito estrictamente flamenco.
Cuando se le pregunta por lo que ocurre fuera del ámbito musical en este país, no puede evitar reirse.
"Corren tiempos muy flamencos, pero el flamenco siempre ha estado en crisis. No nos afecta más allá del plano económico, porque habrá menos fiestas y menos líos, pero la música está por encima de todo eso", apostilla el guitarrista, que aun tiene tiempo para una última frase lapidaria: "Hay un refrán que dice que los flamencos no comemos".