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Cristal cóncavo-convexo

Primera prensada

Aunque me dedico profesionalmente, desde hace más de 30 años, a las nuevas tecnologías, y por necesidad, al mundo empresarial, desde hace casi tres años...

Publicado: 11/11/2018 ·
23:28
· Actualizado: 11/11/2018 · 23:28
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Autor

Fulgencio Meseguer

Fulgencio Meseguer es director ejecutivo de la empresa De Software Delsol y presidente de PROA JAÉN

Cristal cóncavo-convexo

La actualidad económica y empresarial de la provincia vista desde un cristal unas veces cóncavo y otras convexo

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Aunque me dedico profesionalmente, desde hace más de 30 años, a las nuevas tecnologías, y por necesidad, al mundo empresarial, desde hace casi tres años que pertenezco a PROA, no he parado de recibir lecciones magistrales sobre la cultura del olivar, del arte de su cultivo, y la necesidad de apoyar la calidad en su extracción.

Entre mis compañeros de asociación tengo el honor de compartir reuniones, debates, y mesa con Pedro Melgarejo, Paco Vañó e Ismael Muñoz, personas que están detrás de tres marcas de aceite de oliva virgen extra que quizás sean de las más reconocidas por los organismos internaciones: Melgarejo, Castillo de Canena y Capricho del Fraile.

Esta semana he podido escuchar a varios amigos y familiares (os aseguro que personas jóvenes) eso de “este aceite es del bueno, de la primera prensada”, orgullosos, eso sí, de tener en sus manos un tesoro.

Como no os cabrá duda, hice apostolado de mis pocos conocimientos, y le expliqué en cada caso, que eso de la “primera prensada” ya casi no existe, que la mayoría del aceite se extrae por medios mucho más avanzados, que utilizan el método de centrifugación ayudado por agua fría, siempre por debajo de los 27º para que el fruto no pierda propiedades.

La verdad, es que, con un poco de resistencia por su parte, acabaron creyéndome, y quise enseñarle un poco la diferencia del aceite de oliva, el aceite de oliva virgen y el aceite de oliva virgen extra, cosa que en verdad me agradecieron.

Este tema me hizo pensar en que la cultura del aceite, tan arraigada en nuestra tierra, necesita un proceso de rejuvenecimiento de contenidos a nivel de la calle. Es decir, no a nivel gastronómico, ni en la restauración, ni en el oleoturismo, ni en ferias internacionales (que todo esto también),

Tenemos que inculcar, aquí en nuestra casa, y si queremos que todos seamos embajadores de nuestra tierra, qué es la cosecha temprana, qué es la extracción en frío, qué es la prueba organoléptica, cuál es la importancia de aumentar el porcentaje de rendimiento en detrimento de la calidad “premium”, o la suerte de poder disfrutar de muchas variedades de la aceituna.

También, como no, dejar cristalina la idea de que el consumo de aceite de oliva virgen extra va ligado a la salud, a la reducción sí o sí de los efectos de enfermedades como la obesidad, diabetes, ciertos tumores, enfermedades cardiovasculares, hipercolesterolemia, aterosclerosis, ciertas enfermedades autoinmunitarias, o la enfermedad de Alzheimer, en una proporción que, en algunos casos, no es superada por ningún otro medicamento.

Tenemos trabajo, es simple y se llama información.

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