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De ciudad.es

De patio en patio

La ciudad crece a lo largo de sus calles, se engalana por sus fachadas y eleva su categoría por plazas y avenidas. Pero se hace habitable por sus patios

Publicado: 27/03/2019 ·
11:40
· Actualizado: 27/03/2019 · 11:45
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Autor

Ángel Pérez Mora

Escuela de Arquitectura de Málaga. Autor del proyecto de Rehabilitación del Palacio de la Aduana y Plan Especial de Baños del Carmen

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Es como algo innato. No sabemos distinguir el azul del verde y ya sabemos que significa "patio": el patio de mi casa, el patio del colegio, ... mi patio. El patio es el juego, el lugar de la imaginación,  dónde se sueña despierto.

El patio no existe en el campo, allí las casas tienen terreno delante o parte de atrás. La ciudad se hace del "ajuntarse". Cuando una casa se pega a otra, viene esa necesidad de "ser en común". Entonces la casa se ajusta a una línea y hace calle. Eso hace hacia adelante, pero cuando además de a sus lados, se topa con más casas hacia atrás: La casa se hace patio. Una ciudad de casas que se arrejuntan, después de extenderse, comienza a explorar sus intersticios hacia adentro y excava patios.

El patio es casa. El patio es canción. la de Pablo López nos pone los pelos de punta, quizá porque en dos acordes nos lleva a nuestros años más intensos, a nuestra infancia de patios.

El patio vino con la casa romana a los pueblos y ciudades de los dos costados del mediterráneo. En Andalucía, como en ninguna otra parte, con el tiempo se fue haciendo complejo y elaborado. En la Alhambra de Granada se hace sonoro, luciendo distintas notas según cómo sus jardineros dispusieron el agua. Alrededor de la Mezquita-Catedral de Córdoba hay calles estrechas con casas apretujadas y sin interés a primera vista. El que quiera entender Córdoba no tiene más remedio que visitarla un día, el de una fiesta concreta, en la que sus vecinos abren sus casas. Entonces el interior explota:  color, quietud y belleza inundan al visitante cuando éste tiene la experiencia única y excepcional de recorrer la ciudad... de patio en patio. 

En Málaga, además de calles y plazas, también hay patios. Reconocidos son el de la Casa del Obispo y el del Palacio de Buenavista, hoy museo de Picasso. No hay muchos, pero si muy dispares. Entre ellos el de la Aduana. Al ser palacio neoclásico, su patio es su sala principal, dónde el edificio se mira así mismo. El museo de Málaga ha rescatado el edificio para la ciudad. Desde el proyecto de rehabilitación, los arquitectos nos pusimos como condición que el patio siempre fuese accesible, a cualquier hora del día, estuviese abierto o cerrado el museo. Y ahí está hoy, esperando a todos los transeúntes, uno de los "cubos" más bellos de nuestro patrimonio, un vacío con sol y sombra, a cielo abierto...su patio.

La ciudad crece a lo largo de sus calles, se engalana por sus fachadas y eleva su categoría por sus plazas y avenidas. Pero la ciudad se hace habitable por sus patios, más aún en nuestra tierra. El patio pone sombra en el desierto de asfalto, aire húmedo en los meses de verano, es remanso en el bullicio y si un día se hace necesario constituye el último refugio para el sufrido robinson urbano. 

 

 

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