Los días corren y el cierre del mercado estival parece quedar lejos. Aún más cuando uno intenta recordar en los primeros compases del verano el baile de nombres que revoloteaban por los despachos de cada club.
Entre tantas opciones barajadas, descartados unos por falta de acuerdo y otros por imposibilidad económica, aparece en el tintero el nombre del hoy jugador bético Joan Verdú. No es ninguna novedad decir que el Sevilla tanteó al catalán en varias ocasiones, pero no es menos cierto afirmar que Verdú y el Sevilla nunca estuvieron tan cerca como a mediados de junio.
Pongámonos en antecedentes. Durante el pasado mercado invernal ambas partes contactaron, una vez que los de Nervión conocieron que las opciones de que Verdú renovara con el Espanyol eran escasas. El jugador, a punto entonces de cumplir la treintena de años, pretendía buscar un último gran contrato en su carrera y, sobre todo, disputar alguna competición europea. El Sevilla cumplía tales requisitos, pero si por entonces ya no estampó su firma cuando tuvo la posibilidad a seis meses de que expirase su contrato fue por el mismo motivo que lo alejó a inicios de este verano. Verdú exigía tres años y los nervionenses no estaban por la labor de ofrecer tanto tiempo a un futbolista de 30 años.
El tiempo hará que aquello quede en una mera anécdota, pero cuando se celebre el primer derbi de la temporada en Nervión algunos pensarán que ese día Joan Verdú pudo vestir de rojiblanco.
Piti, en la lista, también fue descartado
En la política de fichajes a bajo coste no sólo de barajó a Verdú para reforzar la media punta, sino a otros como el exrayista Piti, hoy en las filas del Granada. Al igual que el del Betis, Piti terminó contrato con los madrileños y Monchi se acercó a un jugador con un gran olfato de gol (18 goles la pasada temporada). Pero al igual que Verdú, el jugador pedía tres años que el Sevilla nunca quiso llegar a ofrecerle.