Una pifia del uruguayo José María Giménez y la perseverancia y sangre fría de Lucas Pérez cuando faltaban trece minutos para que acabara el encuentro ante el Deportivo en el estadio de Riazor impidió al Atlético de Madrid (1-1) acostarse al frente de la Liga BBVA.
Los rojiblancos tenían el partido en su mano, saboreaban el liderato provisional y pensaban ya en la Liga de Campeones, pero Lucas Pérez les despertó con una acción de pícaro y hasta pudo escapárseles el empate si el poste no hubiera escupido un disparo con rosca de Fayçal Fajr a los 88 minutos.
A este Atlético de Madrid que pretende tener más el balón, el partido de Riazor, al que llegó en racha, le vino como anillo al dedo para avanzar en su nueva versión, aunque al final el resultado no fuera el esperado.
El Deportivo le dejó el esférico desde el primer minuto y se convirtió en heredero del Atlético, el de la presión al rival y el contragolpe.
Simeone ha encontrado su once, por primera vez desde febrero lo repitió en dos partidos oficiales consecutivos, sinónimo de que ya no solo funciona como un reloj la defensa y el doble pivote, sino también el ataque, con la lucidez de Koke, la velocidad y desborde de Yannick Carrasco, la insistencia de Jackson y la pegada de Griezmann.
El Atlético no renunció a llevar la iniciativa que le brindó el Deportivo, en el que Víctor Sánchez sorprendió con la titularidad del argentino Jonás Gutiérrez por primera vez desde que llegó al equipo ya con el mercado cerrado, a principios de septiembre.
Ha bajado un par de kilos el 'galgo', que corre la banda después de haber superado un cáncer testicular, y que ayudó a ese partido físico que buscaba el conjunto coruñés, disfrazado del Atlético en Halloween, pero demasiado inofensivo.
El Deportivo no asustó a los rojiblancos y su única arma fue la velocidad de Lucas Pérez, solo ante el peligro.
El Atlético no encontraba espacios en la retaguardia del Deportivo, donde el brasileño Sidnei aparecía por todas partes, siempre a tiempo para corregir desajustes del resto y desbaratar las oportunidades rojiblancas.
Un disparo de Jackson, muy desviado, fue el único acercamiento con peligro del Atlético en la primera media hora de juego.
El Deportivo estaba relativamente cómodo, esperando al Atlético, arriesgando con un repliegue excesivo, deseando que un contragolpe acertado llegara antes de que lo hiciera un error defensivo cerca del área de Lux.
Lo que pasó fue lo segundo, a falta de once minutos para el descanso, cuando un centro del Atlético lo despejó Sidnei, quién si no, pero esta vez al cuerpo de Fayçal, que pasaba por ahí, y el destino llevó la pelota a la frontal, donde apareció Tiago para conectarlo con un derechazo ajustado al poste, imposible para Lux.
El conjunto madrileño, que había tenido el 75 por ciento de la posesión hasta entonces, obligó al Deportivo a salir de la cueva y pudo castigarle más antes del descanso, pero el poste, en un cabezazo de Godín, y Lux en el remate posterior de Griezmann, que fue al muñeco, dejaron el partido abierto para el segundo periodo.
En él, el Atlético volvió a sus orígenes y el Deportivo fue más ambicioso con el empuje que le dio el argentino Fede Cartabia, protagonista de los dos primeros disparos a puerta de los blanquiazules, que llegaron ya con 57 minutos transcurridos y acabaron en las manos de Oblak.
El Atlético, ya con el Depor más calmado, resistía sin ver comprometida su renta y hasta Simeone se permitió el lujo de dar respiro a Jackson y Carrasco pensando en la Liga de Campeones.
Ya se veía durmiendo líder el equipo madrileño, cuando Giménez, a los 77 minutos, dejó que Lucas Pérez le robara la cartera en el área y el extremo coruñés, además de picardía, tuvo sangre fría para batir a los rojiblancos, a los que les salvó el poste a última hora en un disparo con rosca de Fayçal Fajr.