Parece una obviedad esto que les digo pero tiene su importancia que los Presupuestos Generales del Estado, que han entrado en tramitación en el Congreso de los Diputados, sean unas cuentas para España, para el conjunto del país y no se vean maquilladas por el necesario voto del independentismo en la aritmética pero fuera de toda lógica y dignidad para el conjunto de los españoles.
Y es que Pedro Sánchez está jugando con fuego con la gestión de los apoyos parlamentarios que debe recibir para aprobar unas cuentas necesarias para España. Hay que tener muy claro que son unos Presupuestos clave en la gestión del Gobierno, con varios años prorrogadas las cuentas públicas, y que, además, debe contar con la gestión económica adecuada para afrontar la pandemia que nos está dejando una crisis económica y social sin precedentes.
Digo esto de jugar con fuego porque ayer Ciudadanos señaló en rueda de prensa que votará en contra de los Presupuestos Generales del Estado si el Gobierno no acepta las cuatro exigencias que ha planteado Inés Arrimadas. Entre ellas, un compromiso por escrito de que no aceptará un referéndum de independencia en ningún territorio de España y la retirada de la enmienda que permite eliminar el castellano como lengua vehicular en las escuelas de algunas comunidades autónomas.
Además de las peticiones sobre el castellano y el referéndum, las otras dos son un rescate a los autónomos, pymes y trabajadores que tienen que parar su actividad a causa de las restricciones impuestas por la crisis del coronavirus y un permiso retribuido a los padres que no puedan teletrabajar y cuyos hijos tengan que hacer una cuarentena.
Se trata de cuatro exigencias muy razonables y necesarias para dotar de dignidad a las cuentas públicas de España a la vez de garantizar un sostén económico a los empresarios que lo están pasando mal como consecuencia de esta pandemia.
Ahora la pelota está en el tejado de Pedro Sánchez que, una vez más, tendrá que ejercer de funambulista para salvar una situación que se me antoja muy complicada. Si firma esas cuatro peticiones no tendrá muy contentos a los independentistas. En cambio, si no se produce esa firma pondrá en juego la estabilidad económica de nuestro país. Ahí es donde debe decidir y sabremos la talla de gobernante que tiene.
Yo ya la he comprobado desde hace tiempo pero para los escépticos aquí tienen una prueba más.
Se trata de dignidad. No hay otra palabra que defina más lo que debe hacer el Presidente del Gobierno de todos los españoles. Ofrecer dignidad a unas cuentas públicas que deben atender al interés general en momentos tan excepcionales como los que estamos viviendo en España pero también a nivel mundial.
Ya veremos por qué opta el Presidente Sánchez y su ministra de Hacienda para llevar a buen puerto a nuestro país.
Les reconozco que soy tremendamente pesimista. Hay razones más que sobradas para dudar de la firmeza de quien nos gobierna.
